H.I.J.O.S. Guatemala: ofensiva de la memoria

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Por Susana Norman (Centro de Medios Independientes-Guatemala)
Fotografías: CPR Urbana y Susana Norman
Video: Susana Norman

http://www.youtube.com/watch?v=a6FvfCJuuFA&feature=player_embedded

Podrán cortar todas las flores pero siempre volverá la primavera.
Florecerá Guatemala
Cada gota de sangre,
cada lágrima,
cada sollozo apagado por las balas,
cada grito de dolor
cada pedazo de piel
arrancado por el odio
de los antihombres,
florecerán.
El sudor que brotaba
de nuestra angustia
huyendo de la policía,
y el suspiro escondido
en lo más secreto de nuestro miedo
florecerán.
Hemos vivido mil años de muerte
en una patria que será toda
una eterna primavera.

Julia Esquivel

El 30 de junio pasado alrededor de 500 personas acompañaron a la organización guatemalteca Hijos e Hijas por la identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S. Guatemala) en la marcha llamada Ofensiva de la memoria: Esta es Nuestra Historia, Esta es Nuestra Memoria. La marcha, que tomó las calles de la Ciudad de Guatemala, y culminó enfrente del Palacio Nacional, es la quinceava vez que  H.I.J.O.S. realiza esta acción un 30 de junio desde que la organización nació el 30 de junio, 1999.

Hijos  de una paz truncada

Han sido 15 largos años en la lucha por la memoria, por la verdad y por la justicia de esta organización guatemalteca. El momento histórico en el que nace es crucial para entender su caminar durante década y media. Cuatro años antes, en 1996, la dirección de la Unidad Revolucionaria Guatemalteca Nacional (URNG) había firmado los Acuerdos de Paz con el Gobierno y el ejército de Guatemala. Los Acuerdos de Paz procuraban terminar una guerra que desde el golpe de estado del 1954 dejó más de 200 mil asesinados, más de 45 mil desaparecidos, millón y medio de desplazados internos y exiliados, y más de 440 comunidades indígenas enteras arrasadas por las fuerzas castrenses.

Un año antes de que naciera H.I.J.O.S., en abril de 1998, la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, coordinada por el obispo Juan José Gerardi Conedera, había publicado el proyecto inter-diocesano de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI) Guatemala: Nunca Más. Dos días después, el 26 de abril de 1998, Gerardi fue brutalmente asesinado en la casa parroquial de San Sebastián en el centro de la Ciudad de Guatemala. El asesinato mostró que los Acuerdos de Paz estaban lejos de deconstruir las estructuras represivas del Estado, e impactó fuertemente en quiénes habían puesto fe y esperanza en el proceso de paz en Guatemala.

Un año después, en 1999, la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), de las Naciones Unidas presentó su informe Memorias del Silencio, donde revela que 93 por ciento de las atrocidades cometidas en contra de la población guatemalteca fueron realizadas por los aparatos represivos del Estado, tanto regulares como irregulares.

La CEH confirmó que entre los años 1981 y 1983,  tiempo que correspondía a los periodos en los que Romeo Lucas Garcia y Efraín Rios Montt estaban en el poder, el Estado guatemalteco identificó a grupos del pueblo maya como enemigo interno, y cometió genocidio en contra de los cuatro grupos lingüísticos Maya-Q’anjob’al y Maya-Chuj, en Barillas, Nentón y San Mateo Ixtatán del Norte de Huehuetenango; Maya-Ixil, en Nebaj, Cotzal y Chajul, Quiché; Maya-K’iche’ en Joyabaj, Zacualpa y Chiché, Quiché; y Maya-Achi en Rabinal, Baja Verapaz.

Álvaro Arzú Irigoyen  era el presidente en el país, reconoció solo 8 de las 14 recomendaciones de la CEH a través de anuncios pagados en dos periódicos nacionales en el mes de marzo el mismo año.  Dejó fuera algunos de los puntos más importantes que trataban el genocidio, la búsqueda de los cementerios clandestinos y las recomendaciones sobre investigaciones a las desapariciones forzadas.

La negación del gobierno de Arzú en seguir las recomendaciones de la ONU, previstas por los Acuerdos de Paz, visibilizó que las fuerzas castrenses continuaban presionando al Estado para frenar los procesos de verdad y de justicia que la sociedad civil guatemalteca clamaba. A la vez el ex-general Efraín Ríos Montt, entonces fundador del partido FRG y diputado en el Congreso Nacional, negó que el genocidio hubiera ocurrido.

Fotografía: Susana Norman

En mayo el mismo año, el Diario Militar salió a la luz pública, lo que sacudió de nuevo al país. El documento que después llegó a ser llamado el Dossier de la Muerte había pertenecido a una Unidad Militar y fue filtrado por algún oficial del ejército que hasta hoy día ha resguardado anonimato.

El Diario Militar contenía los nombres de 183 individuos que fueron desaparecidos entre agosto 1983 y marzo de 1985. La mayoría de las fichas aparecen marcadas con «código 300», que significaba que la persona ya había sido ejecutada; en muchos casos después de meses en el cautiverio militar bajo torturas. El Diario Militar probó la existencia de un minucioso sistema de exterminio de aquellas voces que el Estado consideraba los enemigos del orden establecido y obstáculos para los intereses económicos y políticos de las oligarquías en el país.

Los primeros pasos, una marcha

En la Ciudad de Guatemala muchas organizaciones se habían debilitado u ONGizado como resultado de la cooperación internacional. Otros habían hecho carrera política. Muchos jóvenes huérfanos de la guerra, buscaban formas más combativas de luchar por la memoria, la verdad y la justicia en el país.

En el clima político marcado por el hallazgo del Diario Militar, el REMHI,  la CEH y a la vez claras muestras de que el poder militar no era historia, sino que presente, H.I.J.O.S. Guatemala dio sus primeros pasos. Wendy Méndez, una de las fundadoras de H.I.J.O.S., había retornado del exilio en Canadá un año antes. Huérfana de la guerra, ella había conocido otros latinoamericanos exiliados en Canadá, y por medio de estas personas había escuchado sobre las iniciales experiencias de H.I.J.O.S. argentinas y uruguayas. Con el apoyo de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Guatemala (Famdegua) comenzó a buscar otros jóvenes con la misma rebeldía, con las mismas inquietudes. Muchos eran hijos o sobrinos de los y las desaparecidos, cuyos nombres y fotos formaron parte de los 183 destinos revelados en el Diario Militar. Se reunió un grupo de 15 jóvenes, número que se ha mantenido a lo largo de los años, aunque en las acciones son muchxs más. Después de realizar reflexiones colectivas decidieron llamarse  H.I.J.O.S.

«Había que realizar una primera acción», cuenta Flor de María Calderón, quien entró en H.I.J.O.S. pocos años más tarde. Se decidió que la primera acción fuera una marcha para exigir la desmilitarización en el país, para no permitir que el desfile anual del ejército, realizado cada 30 de junio, pudiera llevarse sin ser fuertemente rebatido. La iglesia progresista también había tomado iniciativa para resignificar aquella fecha. El Padre Hermógenes López fue  asesinado un 30 de junio de 1978, en su parroquia en San José Pinula. El Padre murió a pocos días de haber presentado un cuestionamiento al ejército por la represión que ejercía en contra de la población del país. Por eso, él fue uno más entre muchas víctimas de la Iglesia Católica progresista durante los años de la guerra.

Inventar y re-inventar la lucha

El uso de la creatividad y el arte en la lucha, es quizás una de los temas que ha caracterizado el caminar de H.I.J.O.S. a lo largo de sus 15 años. Tenemos el término Embuscadas por ejemplo. «El hacer embuscadas es un juego de palabras», cuenta Flor de María. «Es una combinación de ir en busca de, y de emboscadas. No es que seamos guerreristas, pero sí reivindicamos la lucha armada, y entendemos que era lo que les tocaba hacer en aquel momento. No permitimos que se estigmatice esa lucha».

Las Ofensivas de la Memoria es otra. «Es un intento de disputar la memoria. Queríamos una memoria des-victimizada. Queríamos una memoria desde la alegría. No nos considerábamos víctimas perdedores. Éramos hijos de revolucionarios, sobrinos de revolucionarios. No queríamos recordar y llorar. Queríamos seguir luchando, hacer la revolución», recuerda Flor de María. Otras frases que han titulado las acciones de H.I.J.O.S han sido por ejemplo; Parados sin botas en la estación de la memoria y luego No quiero armarte, quiero desmilitarizarte.

Porqué te indignas si pinto con mi grito tu pared, si los ricos el ejército han manchado con sangre nuestra historia, es otra que hacía referencia a las críticas que el colectivo ha recibido por sus constantes empapeladas y pintas en la Ciudad de Guatemala, exigiendo que las paredes urbanas mantengan viva la memoria de los y las desaparecidos, para que el pueblo no les olvide, y que no olvide su historia.

Siento que una de las cosas más ricas que hemos tenido durante estos 15 años es la construcción colectiva y el intentar escucharnos (…) Habíamos visto en lo que se convirtió la URNG, habíamos visto el proceso de los Acuerdos de Paz. De ahí la crítica a la verticalidad, y la importancia en fomentar una construcción colectiva con otras prácticas.

Siempre fueron horizontales, no sin discusión.  Era romper con las viejas prácticas, y empezar a escuchar la palabra del otro, de la otra. No fue sin desafíos.

No es fácil cuando no tienes un proyecto político concreto. No hay transmisión de memoria o de ejemplos. En un inicio teníamos una práctica que era el Objeto Sagrado, que era un ritual que Wendy había aprendido de los pueblos indígenas en Canadá. Cuando tenías el objeto sagrado en las manos, nadie te podía interrumpir, y compartías con lxs demás una historia, o algo que les querías decir. Lo hicimos por 10 años, cada sábado.

La organización seguía inventando sus formas de lucha. Era un tiempo en que el internet todavía no brindaba la inmensa cantidad de páginas, blogs, textos y foros, como hace hoy. El estudiar procesos ajenos a la realidad guatemalteca no era fácil, y quizás tampoco era la tarea más importante. Fue hasta en el 2010 que se realizó un encuentro con los otros H.I.J.O.S., de países latinoamericanos que estaban en guerra todavía, o que estaban inmersos en complicados procesos «post-guerra», como Guatemala. «Vimos que nuestras formas de lucha se parecían, sin que nos hubiéramos conocido antes», recuerda Flor de María. «Los argentinos hacían scratch, mientras nosotrxs las Embuscadas, pero eran lo mismo, o muy parecidos».

 «No éramos cuadros políticos de nadie, leíamos solos, o nos peleábamos con los ONGs para que nos apoyaran con algo de formación, en educación popular o lo que fuera, y después lo compartíamos en el colectivo (…) Por un tiempo teníamos el proyecto de Remij, que era la Recuperación de la Memoria Histórica de la Juventud, que era ir con CEH y Remhi debajo del brazo, recuperando la memoria. Pero no estábamos recuperando la memoria, estábamos repitiendo como loritos lo que decía la comisión. Pero no estábamos mal, así aprendimos. Fueron nuestros primeros pasos». Otras acciones han sido las de Sombras Nunca Más, en las que se trazaban las siluetas de los y las desaparecidos, mientras el Rally de la memoria, pretendía pasar por lugares importantes para la memoria histórica.

Memoria, un territorio en disputa

Una de las consignas recientes de H.I.J.O.S. ha sido «Memoria, territorio en disputa».

Somos como una comunidad, o un colectivo de personas. Somos jóvenes urbanos, por ende somos los despojados de todo, no hay un lugar para nosotros. Entonces lo que nos ha dado nuestro piso, acobijo o territorio es la memoria,

explica Flor de María.

Sin territorio una comunidad se muere, porque el territorio nos da el origen. Por eso tomamos la memoria, ese lugar donde se guardan los tiempos, ese lugar común, que es nuestra memoria. Ahí encontramos el origen, nuestra identidad, nuestro sentido. Pero está en disputa, y se está tratando de desaparecer. Porque de la memoria no se puede sacar plusvalía.

Acciones fuertes

Los 30 de junio han sido las fechas para las acciones más fuertes en el espacio publico, y han sido diversas. Desde las marchas por la memoria, hasta meterse en el Cuartel general del ejército de Matamoros, en el 2003. En el 2007, lxs H.I.J.O.S. se  metieron dentro del desfile militar en el Parque Central de la Ciudad de Guatemala, el cual estaba acordonado por la Policía Militar. Expandieron una enorme manta con las letras «Ejército Asesino», hasta que lograran salir de tal infierno verde. Aquel año su acción generó un amplio debate sobre el ejército en el país, y finalmente, el año siguiente, 2008, el desfile militar fue cancelado. En el 2012 la acción fue realizada en San Juan Sacatepéquez, donde se estaba imponiendo el nuevo destacamento militar para proteger la explotación minera de Cementos Progreso. En el 2013 la consigna era «Yo también soy Víctima del Genocidio», en solidaridad con el pueblo Ixil, que vieron sus anhelos de justicia truncados cuando la sentencia contra el ex general Ríos Montt fue anulada el 20 de mayo 2013.

«Intentábamos hacer acciones cada vez más fuertes para llamar la atención», cuenta Flor de María, que considera que a pesar de la falta de apoyo en el comienzo, hoy en día el colectivo tiene más respaldo en la población.  «Para muchos, que aún creían en la firma de la paz, lo que hacíamos entorpecía. Para ellos éramos muy radicales, o no escuchábamos, o éramos resentidos, violentos. Tal vez de alguna manera estábamos atacando la comodidad de la gente». Quizás la historia les dio la razón. Una rápida mirada a los giros en el sistema de justicia los últimos años, sugiere, para el ingenuo, debilidades en el sistema de justicia, mientras para quién vivió la guerra sugiere que aquellos poderes que causaron tanto daño todavía intentan aplastar al país con la bota oligárquica-militar. «Cada vez es más importante hacer una revalorización de los hechos históricos… re-entenderlos, debatirlos», dice Flor de María.

Fotografía: Susana Norman

Los actuales procesos de Justicia

H.I.J.O.S es una de las organizaciones que estuvieron activos durante el juicio por genocidio contra Efraín Ríos Montt el año pasado. Las empapeladas en el centro aumentaron, y la organización convocó a varias acciones de solidaridad y apoyo cuando el sistema de justicia -corrupto y politizado- permitió la anulación de la sentencia del genocida Ríos Montt. También están cerca del proceso del Diario Militar, que está comenzando en tribunales nacionales después del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos  en contra del Estado de Guatemala en 2012.

¿Cómo percibe H.I.J.O.S. estos procesos de justicia, cuando la sentencia histórica de una jueza, en este caso de Yassmin Barrios (quién posteriormente fue objeta de suspensión en el colegio de abogados), evidentemente no significa que el sistema de justicia haya madurado?

Justicia es mucho más que un castigo. Hemos debatido este caso en el interior de H.I.J.O.S. , y si la anulación de la sentencia fue un retroceso real o no. Creo que el retroceso fue más así para el propio sistema de justicia con sus normas y reglas. Claro que prefiero a Claudia Paz y Paz como fiscal que la que está ahora, pero no es por eso que yo lucho. Sigue siendo un sistema de justicia de ellos. Es el mismo sistema de justicia que sigue permitiendo que despojen a las comunidades. Que podemos esperar de ese sistema de justicia? (…) Sin embargo, queremos apostar a los procesos jurídicos a los que los sobrevivientes apuestan. Por eso acompañamos al pueblo Ixil, por eso acompañamos el proceso del Diario Militar. La justicia era para nosotrxs sobre todo que escuchen a los pueblos. Esos espacios son importantes en cuanto posibiliten a los pueblos un espacio para contar su historia, y que todos los escuchen. Porque son elementos importantes en la emancipación del sentido común, que en Guatemala está colonizado.

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