http://hijosguate.blogspot.com/2013/06/tambien-soy-victima-del-genocidio.html
Los diccionarios definen Genocidio como: Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad1, atribuye su etimología al griego, mientras otros lingüistas lo atribuyen al latín, sin embargo todos coinciden de una u otra forma que es el exterminio del origen.
Pero ¿Por qué un grupo quería exterminar a otro? ¿Por qué un grupo o colectivo humano querría destruir el origen de otro? Marta Casaus define el racismo como: La valoración generalizada y definitiva de unas diferencias, biológicas o culturales, reales o imaginarias, en provecho de un grupo y en detrimento del otro, con el fin de justificar una agresión y un sistema de dominación. Estas actitudes pueden expresarse como conductas, imaginarios, prácticas racistas o ideologías que como tales se expanden a todo el campo social formando parte del imaginario colectivo2.
En esta línea de ideas, el genocidio no es más que el último recurso de un grupo, por someter a otro, por imponerle su forma de ver, pensar, sentir, en favor de sus intereses económicos. El genocidio es el recurso del miedo, para destruir un modo, a favor de una hegemonía económica y política.
Lo que hoy se conoce como la República de Guatemala, es un territorio conformado por distintos pueblos y comunidades que se originaron en tiempos anteriores a nuestra era por tanto, pueblos conformados antes de la invasión y posterior colonización iniciada en 1524. Pueblos que han mantenido modos propios y concepciones de ver y entender el mundo. Con la colonización estos pueblos fueron asesinados, perseguidos, concentrados, con el fin de someterlos e imponerles la forma y modo del colono, y sacar de ellos todo el provecho económico y político a favor del colonizador.
Pese a los intentos de aniquilación, persecución y sometimiento, los pueblos de Guatemala han mantenido resistencias económicas, políticas y culturales a las del invasor, configurando así nuevas identidades, refundado una y otra vez el origen físico y cultural que el colono destruyó.
El poder criollo y patriarcal ha instaurado a fuego y sangre el genocidio, como la máxima expresión de su impotencia ante las resistencias de las diferencias. El genocidio no se implementa únicamente en la muerte de miembros de un grupo, es crear las condiciones para la desaparición total o parcial del grupo, el genocidio es el despojo de tierras, la imposición de megaproyectos, el cierre de espacios de expresión de las propias formas culturales, así como la destrucción misma la cultura, el genocidio se implementa en la creación de mecanismos para que de una u otra forma el otro grupo sea sometido hasta ser desaparecido o absorbido por el grupo que pretende la dominación.
La violencia de hoy se deriva y tiene relación con la violencia de ayer, con los diferentes genocidios. El poder no han sido capaz de resolver las causas que provocan el estallido de las resistencias a sus imposiciones. Un ejemplo de esto son las maras, quienes habitan territorios que sus abuelas, padres, madres, tíos o personas cercanas, que por haber sufrido las políticas genocidas de manera directa, tuvieron que ocupar, tras haber sido desplazada de sus comunidades durante la guerra, cuando ellos ni siquiera habían nacido. La concentración en la que se reubicaron, evidencia la continúa y sostenida incapacidad de los gobiernos y el poder económico para resolver resistencias a sus políticas genocidas, ahora viven hacinados, sin acceso a servicios básicos, educación, cultura, historia y memoria, expresando en la sociedad la violencia a la que han sido sometidos.
El genocida hoy se queja de la sociedad que creó. Quien planificó, financió y ejecutó los genocidio (y no solamente el de los años 80), quien ha reordenado territorios, quien ha destruido culturas, modos, quien ha usurpado memorias e historias, quien ha inventado subjetividades e impuesto símbolos nacionalistas falsos, hoy regresa a los pueblos la responsabilidad de la miseria, miedo, impunidad, violencia, inseguridad. El mismo que hoy nos llama terrorista, el que antes nos llamó animales sin alma, el que nos tildo de comunistas para justificar la barbarie, hoy marcha de blanco por esa sociedad que él mismo creo.
Me llamo Ana, Hugo, Ricardo, Erick, Silvia, María, Jacinto, Juan, Pilar, Cecilia, Jacobo… tengo 17, 19, 20, 25, 29, 37 años y Soy Víctima del Genocidio, por los que no están y nos faltan, por la pobreza, el silencio, el miedo, la impunidad, por la injusticia, por el cierre de espacios, porque una y otra vez intentan destruir mi origen, mi identidad, pero también porque una y otra vez refundo mi origen, recreo mi identidad, resisto, no me callo. Hoy tenemos una sentencia por Genocidio que un tribunal constitucional emitió tras escuchar el testimonio de casi cien testigos de la barbarie, sentencia que la Corte de Constitucionalidad anulo regodeándose en la impunidad, pero que cada día se legitima en la voz de los pueblos que pese a las políticas genocidas continuadas seguimos vivas y vivos, seguimos creando y recreando culturas y memorias, hacemos historia.
Todos Somos H.I.J.O.S. De una misma Historia
Ni Olvido, Ni Perdón
H.I.J.O.S. Guatemala Junio 2013