¿Quiénes son el 99 por ciento?
ESTADOS UNIDOS
Por Kanya D´ Almeida
WASHINGTON.– Aunque “Ocupa Wall Street” y protestas similares que sacuden a Estados Unidos se han vuelto casi sinónimos de democracia, procesos basados en el consenso y otros símbolos de unidad, el lenguaje y las tácticas que emplean los aíslan de muchas poblaciones del país.
Los inmigrantes han intentado participar, pese a que las ocupaciones se emplazan casi exclusivamente en centros urbanos, y las grandes mayorías de extranjeros trabajan en suburbios y áreas rurales dedicadas a la agricultura.
Sin embargo, Erik Nicholson, portavoz de United Farm Workers (Trabajadores Agrícolas Unidos), un sindicato con 27.000 miembros, dijo a IPS que entre la comunidad de inmigrantes hay un apoyo generalizado al movimiento. »Somos por definición una organización multinacional, dado que la abrumadora mayoría de nuestros miembros en áreas agrícolas son inmigrantes que se vieron obligados a huir de los devastadores impactos de las mismas políticas económicas contra las que protesta el movimiento Ocupa aquí, en Estados Unidos», explicó Nicholson a IPS.
«Políticas como el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) causaron en los años 90 un enorme éxodo de productores maiceros de México, que llegaron a Estados Unidos en busca de empleo. Ahora trabajan en condiciones terribles», agregó.
Este año se produjeron por lo menos dos muertes en plantaciones del occidental estado de California, señaló. Los hacendados no brindan a sus trabajadores agua o techos que los protejan del sol, por lo que «literalmente caen muertos por el calor», enfatizó.
«Pero estas tragedias que ocurren en el agro no están desconectadas de Wall Street. Cantidades sin precedentes de capitales de riesgo se vierten en la agricultura estadounidense con promesas imposibles de retornos en una industria altamente volátil», añadió. »Hace menos de dos semanas tuvimos una manifestación contra Darigold, una gran corporación que comercializa leche en un establecimiento cuyos trabajadores soportan un trato horrendo», dijo Nicholson.
«Ocupa Seattle se unió a esa protesta, lo que representó una gran aproximación de los dos movimientos», señaló. »Tenemos que reconocer el increíble grado de temor que existe en las comunidades de inmigrantes. Cuando salen de sus casas por la mañana no tienen idea de si volverán en la noche o si los arrestarán en una redada bajo las nuevas y draconianas leyes antiinmigración que rigen en este país», explicó.
«Aun así han salido a apoyar al movimiento ´Ocupa´ porque representa un momento real para la acción masiva, ha unido esfuerzos diversos y continúa creciendo. Necesitamos seguir haciendo el trabajo que siempre hicimos, seguir moviéndonos y buscando maneras de conectarnos», agregó.
«Descoloniza Wall Street»
Días después de que “Ocupa Wall Street” publicó su declaración «Una demanda», un bloguero llamado John Paul Montano escribió una carta abierta a los ocupantes, expresando su preocupación por el lenguaje del «99 por ciento». »Yo esperaba que ustedes, que luchan por la justicia y la igualdad, mencionaran que la misma tierra sobre la cual protestan no les pertenece, que ustedes son huéspedes sobre esa tierra indígena robada», decía.
«Esperaba que abordaran la historia centenaria que nosotros, los pueblos indígenas de este continente, hemos soportado mientras ustedes decían estar construyendo una ‘tierra de libertad’ sobre nuestras sociedades indígenas, sobre nuestras tierras indígenas, mientras destruían y/o ignoraban nuestros modos de vida», agregó el bloguero.
Pocas semanas después, Julián Padilla, actual portavoz del subcomité educativo del Grupo de Trabajo de Personas de Color (POC WG, por sus siglas en inglés) en la ciudad de Nueva York, publicó un folleto detallando que, en 1685, la Dutch West India Company obligó a pueblos africanos esclavizados a construir un muro entre los comerciantes blancos y los indígenas estadounidenses, que todavía luchaban por su tierra, contra los colonos en lo que ahora es el bajo Manhattan. El muro garantizó un espacio para que los comerciantes compraran y vendieran sus acciones «hasta que formalizaron la práctica mediante la fundación de la Bolsa de Valores de Nueva York, en 1792».
En una marcha de protesta varios días después, Padilla, junto con otros organizadores, intentó cambiar el cántico que entonaba la multitud de «Todo el día, toda la semana, ocupa Wall Street» a «Todo el día, toda la semana, descoloniza Wall Street», pero sus esfuerzos fueron en vano.
«La mayoría de la gente no quiere confrontar el hecho básico de que los pueblos indígenas fuimos las primeras víctimas de todas las traiciones que se producen aquí», en Wall Street, dijo a IPS Joseph, miembro del movimiento aborigen estadounidense.
«La gente no quiere usar las palabras reales asociadas con este lugar: genocidio, asesinato, tortura, violación, esclavitud», agregó. »Oigo a la gente hablar de (las leyes) Jim Crow (que durante casi un siglo institucionalizaron la segregación racial en Estados Unidos), de que (los negros) tenían que usar puertas diferentes para ingresar a las cafeterías. No olvidemos que los indígenas no tenían ninguna puerta abierta en absoluto», señaló.
La mesa de Joseph en el parque Zuccotti, repleta de literatura política contemporánea e histórica, recibe poca atención de la multitud, pero él está determinado a seguir hasta el final.
A fines de octubre, los organizadores de las manifestaciones en Albuquerque decidieron renombrar su protesta «(Des)Ocupa Albuquerque», por respeto a la activa población indígena de Nuevo México y para conectar la expansión capitalista y el movimiento local por el derecho a la tierra.
Un participante en una sentada en Albuquerque escribió en el Daily Kos que «para los aborígenes de Nuevo México, ‘ocupa’ significa 500 años de ocupación forzada de sus tierras, recursos, cultivos y también de sus voces por parte de potencias imperiales como España y Estados Unidos. A gran parte del ‘99 por ciento’ le vino muy bien ese arreglo», sostuvo.
Padilla dijo a IPS que «ocupar un espacio no es malo en sí mismo; la cuestión es quién, cómo y por qué». »Cuando los colonizadores blancos ocupan una tierra, no solamente duermen allí durante la noche; (también) roban y destruyen. Cuando los indígenas ocuparon la isla de Alcatraz, fue (un acto de) protesta», ejemplificó.
«Ocupar significa apoderarse de un espacio, y pienso que un grupo de anticapitalistas que se apoderan del espacio en Wall Street es poderoso, pero deseo que el movimiento de la ciudad de Nueva York cambie su nombre a ‘descoloniza Wall Street’ para tomar en cuenta la historia y las críticas indígenas, a la gente (que no es blanca) y al imperialismo», agregó.
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