Archive for the ‘Opinión’ Category

Viviendo al borde del abismo

domingo, enero 8th, 2012

Fuente : http://fraukedecoodt.wordpress.com/2012/01/07/living-on-the-edge/

 

Artículo relacionado : http://desobedientes.noblogs.org/post/2011/10/25/policia-reprime-protesta-frente-a-la-usac/

Independiente del movimiento ocupa en América del Norte y Europa, un movimiento de habitantes de barrios pobres en Guatemala está ocupando la calle en frente del Congreso. Están protestando contra las condiciones de vida en los barrios pobres y una política de vivienda disfuncional. Para cambiar su situación en la que no sólo ocuparon el Congreso; también hicieron un proyecto de ley y finalmente, comenzaron una huelga de hambre.

Mientras la crisis y la pobreza aumentan en el mundo occidental, los activistas en Europa y América del Norte están ocupando plazas de la ciudad por todas partes. 
En la ciudad de Guatemala, sin embargo, existe un movimiento independiente, donde los activistas han ocupado la calle frente al Congreso desde el 22 de agosto 2011 . Aquí, las casas cálidas no fueron sacrificadas por tiendas de campaña, chozas miserables han sido cambiadas por tiendas de campaña. Los activistas de los barrios pobres se han comprometido a no salir hasta que la «Ley de Vivienda» sea aprobada – exigiendo una solución para la crisis de vivienda en Guatemala. La falta de un alojamiento accesible fuerza a innumerables guatemaltecos a vivir en  barrios de asentamientos humanos donde las condiciones de vida precarias suelen tener consecuencias letales. El 22 de noviembre, la ley que se ha luchado durante años, una vez más no ha recibido su aprobación. En respuesta, tres personas del campo fuera del Congreso iniciaron una huelga de hambre.

Los barrios pobres de Guatemala

Mires donde mires hay carteles en el campamento. Las tiendas de color caqui, fueron entregados a las favelas después de un desastre natural. La electricidad es proporcionada por una escuela que está frente al congreso  y los baños de plástico fueron donados por los movimientos sociales que los apoyan. En el campamento un fuego de carbón está ardiendo. Los acogedores activistas, sobre todo mujeres y sus hijos platican, en gran medida hacen caso omiso de la televisión. «Las condiciones son mejores que las que vivimos», me aseguran. 
Los manifestantes son algunos de los 1,5 millones de habitantes de los barrios pobres de Guatemala. Los asentamientos humanos están en todas partes, en las ciudades y el campo. Las recientes cifras exactas no están disponibles. Dentro del campamento Roly Escobar, el representante de la organización CONAPAMG, está teniendo una reunión con algunos de sus compañeros activistas. Buscamos un lugar tranquilo para hablar. Escobar tiene un conocimiento profundo de la situación de haber luchado durante años por los derechos de los barrios pobres. Escobar afirma que en Guatemala más de 800.000 familias viven en chozas en los 982 barrios pobres de Guatemala. Alrededor de 420 de ellas están situadas en los alrededores de la ciudad de Guatemala. Según los expertos de un quinto a un tercio de los 2,5 millones de habitantes del área metropolitana residen en lugares precarios.

Los residentes llaman a sus barrios «asentamientos». Ellos sienten que esta es una descripción más digna y más exacta de los asentamientos como pueden variar en tamaño de una casa a todo un barrio. «Sólo las personas pobres viven en los asentamientos, se ven obligados a asentarse en tierras que no son propietarios», dice Escobar. «A menudo, esto es terreno baldío en el que nadie quiere vivir, en el borde de barrancos, laderas empinadas y adyacentes o en los vertederos de basura.» 

Después de salir de las calles a vivir en los barrios pobres, Luis Lacán rápidamente se dio cuenta de la necesidad de la solución los habitantes y los problemas que enfrentan. Se unió a UNASGUA – una organización que ofrece apoyo legal a aquellos que luchan para mejorar las condiciones en los barrios pobres. Cuando nos sentamos en su humilde oficina Lacán explica que «las condiciones de vida son precarias, porque siempre la tierra ocupada no tiene nada, ni agua, ni electricidad, ni alcantarillado, ni calles pavimentadas, nada». 

Lacán se preocupa por sus compañeros de habitantes de barrios pobres. Él explica que no se puede conectar el agua y la electricidad sin ser capaz de demostrar el derecho legal a la ocupación. Los asentamientos no están incluidos en los planes oficiales para el desarrollo regional y urbano y por lo tanto no se consideran para la inversión en infraestructura. Esto a veces tiene consecuencias desastrosas para la seguridad y la salud de los residentes.

Sobre el tiempo los residentes a menudo comienzan a organizarse, adquirir algunas áreas de electricidad y agua, algunas chozas de parecerse más a las casas, mientras que otros se asemejan a cajas de cartón. Sin embargo, a pesar de la edad de un asentamiento, sin la legalización, el temor al desalojo está siempre presente.

Sobrevivir en los suburbios

«La mayoría de las familias de nuestros barrios viven en casas hechas de láminas oxidadas, cartón y plástico. Algunas familias ni siquiera tienen eso «, dice Brenda, una de las activistas que acampan fuera del Congreso. Una joven madre, Julia, añade, «sin sistemas de alcantarillado todas las aguas residuales de los barrios que rodean pasa por nuestras champas (chozas), champas, que tienen pisos de tierra. Es un caldo de cultivo para las enfermedades e infecciones. Nuestros hijos se enferman, a veces se mueren, simplemente porque carecen de una vivienda digna. Mi hija tenía dieciocho meses de edad cuando ella se enfermó y murió. » 
Brenda mueve la cabeza afirmativamente «durante la temporada de lluvias, muchas personas viven en el barro. El agua fluye a través de sus champas. Los niños y los ancianos son especialmente susceptibles a la neumonía y la bronquitis y las muertes no son infrecuentes. Recientemente, una anciana murió en mi barrio de la bronquitis. Debido al huracán Agatha en 2010, vivía en una casa construida de cartón y plástico. Mi barrio sufrió mucho entonces. «

La desnutrición tiene un impacto enorme en la salud y el desarrollo de los residentes, especialmente los niños. Según cifras de las Naciones Unidas la mitad de los guatemaltecos vive por debajo del umbral de la pobreza, y la mitad de los niños están desnutridos. Estas cifras son la realidad cotidiana de los habitantes de barrios pobres. «No tenemos suficiente dinero para comprar comida para nuestros hijos. Con las privatizaciones se hizo todo más caro, la comida, agua, gas, electricidad «, explica Brenda con indignación. Escobar subraya que no sólo los niños pequeños, sino que los habitantes de la mayoría de los asentamientos están desnutridos. «¿Cómo es esto posible en un país tan rico? Sin trabajo y sin ingresos las personas morirán de hambre aquí. Esto ya está sucediendo. Recientemente, tres adolescentes de quince años de edad, murieron de desnutrición. «

Otra causa común de muerte en estos barrios es la violencia. Los barrios pobres se asocian a menudo con pandillas notoriamente brutales. Escobar, cuyo hijo fue asesinado, quiere poner este tipo de violencia en su contexto. «Si no hay trabajo, ni escuelas, ni nada que hacer, y tiene el nivel de pobreza donde los padres no pueden permitirse el lujo de alimentar a sus hijos o enviarlos a la escuela, entonces van a la criminalidad. Los jóvenes se convierten en presa fácil de poderosas organizaciones criminales. Estos problemas no han nacido aquí y no sólo se producen aquí. En conjunto Guatemala está plagada de narcos y violencia. «

Muchos de sus habitantes se sienten sin esperanza. Doña Rosa, una anciana que se une como Brenda y Julia a platicar no puede contener las lágrimas. «¿Qué pasará si me muero? Tal vez nunca veré la legalización».

Una pobre política de vivienda y un creciente problema de la vivienda

«¿Por qué ir a vivir a un barrio en el borde de un abismo o en una pendiente empinada montaña? No porque queremos vivir así, sino porque tenemos la esperanza de sobrevivir. La gente vive aquí porque no tienen otra opción, no hay vivienda viable y accesible. Demasiadas personas no tienen dónde vivir «, explica Brenda, mientras que su hija de cinco años salta para captar su atención.

Las razones por las que hay tantos barrios pobres hacinados son diversas. El reciente conflicto armado, desastres naturales, el crecimiento demográfico y la falta de tierra o de trabajo en el campo han obligado a muchos guatemaltecos a emigrar a la ciudad y vivir en los barrios pobres. 
Las cifras oficiales estiman que para finales de 2011 habrá una escasez de viviendas de 1,6 millones de hogares, de los cuales 15% será en la ciudad de Guatemala. «El aumento de la demanda excede la capacidad del Estado para resolver la escasez de viviendas que incurra», concluye el SEGEPAZ institución estatal. Los expertos sobre la crisis de vivienda y residentes de los asentamientos acuerdan en que el gobierno nunca ha tratado de encontrar una solución al problema de la vivienda. ASIES, una institución de investigación, encontró que desde 1956 la acción del gobierno en materia de vivienda ha consistido en iniciativas esporádicas realizadas por las instituciones ineficientes y las intervenciones de política insuficiente, lo que resulta en la acumulación de una enorme escasez de viviendas. 
Para remediar esta situación, la primera «Ley de la Vivienda» fue finalmente aprobado en 1996. Supervisado por el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda, la iniciativa de vivienda nueva con un presupuesto ridículamente bajo. El corrupto desvío de fondos por funcionarios del gobierno, empresas constructoras, y representantes de organizaciones de barrios han dejado poco para proveer a las personas con necesidades de vivienda. Solicitar una subvención al amparo del régimen no sólo es un proceso muy largo y burocrático, sino que también requiere que el solicitante añada una considerable suma de dinero, algo que muchos no tienen. «Dado el tamaño del problema de la vivienda, estaba claro que esta ley no era una solución», concluye Lacan.

La política de vivienda de las últimas décadas se caracterizó principalmente por soluciones cosméticas afirma Helmer Velásquez del diario El Periódico. «Los residentes primero deben ocupar lo que es básicamente un pedazo de tierra inhabitable con el fin de llamar la atención de las autoridades. Después de un tiempo se les proporciona «importante» infraestructura, tales como gradas y callejones pavimentadas. Especialmente durante las elecciones se piensa acerca de las condiciones en los barrios pobres y sobre la legalización. Lacan afirma que «sólo durante las elecciones los políticos encuentran el camino a los barrios pobres. Entonces vienen con regalos tales como láminas y concreto, con promesas como el empleo, la educación y la salud «.

De proyectos de ley a huelgas de hambre

Como resultado de estos múltiples problemas, los residentes de barrios pobres y movimientos sociales relacionados comenzaron a trabajar en un proyecto de ley, a partir de sus propias experiencias, la Constitución, las leyes nacionales y los tratados internacionales de las Naciones Unidas que garantizan el derecho a la vivienda. La Universidad de San Carlos y las instituciones pertinentes del Estado pulieron la propuesta. Lacán continúa: «En 2008, el proyecto de ley fue presentado al Congreso. Allí también, la propuesta fue revisada y, finalmente concedida por los comités del Congreso. Desde entonces se ha quedado atascada. El proyecto de ley sólo debe ser releído y aprobado, en principio, una mera formalidad. «

El 23 de agosto de 2011, cuando el proyecto de ley  no fue aprobado de nuevo por enésima vez, algunos activistas decidieron crear un «Asentamiento Congreso», acampando frente a las puertas hasta que sean escuchadas. «Así que muchos gobiernos han ido y venido y nadie nos ha tenido en cuenta. Ahora estamos aquí y nos quedamos hasta que se apruebe el proyecto de ley «, afirma doña Rosa combativamente. 
«Luchamos por una ley que beneficiará a toda la población guatemalteca», enfatiza Brenda. «Exigimos que las champas se conviertan en hogares habitables, que nuestra tierra y nuestras casas estén legalizadas por lo que finalmente se puedan conectar los servicios básicos, exigimos la provisión de viviendas a las familias que realmente lo necesitan».

Escobar quiere instituciones con responsabilidad social y política de vivienda dirigidas por un ministerio de vivienda especial. Una buena política de vivienda tiene que tener una buena ley como sus fundamentos.

Sin embargo, los académicos señalan que la ley y la legalización no es suficiente. También se debe prestar atención a la educación, el empleo, las condiciones de vida, en definitiva, a un diferente modelo socio-económico que rompe el círculo vicioso de la pobreza. De lo contrario, los barrios pobres seguirá creciendo.

Pero después de casi cuatro meses frente al Congreso los habitantes de barrios pobres comienzan a perder la paciencia. Después de que el proyecto de ley fue rechazada de nuevo el 22 de noviembre tres residentes, incluida la joven madre Julia, decidieron iniciar una huelga de hambre.

Si esta nueva forma de protesta no funciona y el Congreso no aprueba el proyecto de ley, lo más probable es que no sólo serán víctimas más lejos, en los barrios pobres, sino también pueden ser víctimas frente a la puerta de los Representantes del Pueblo .
(Este artículo fue publicado por primera vez en Holandés  el 02/diciembre/2011. En este día 07/enero/2012 los activistas aún se encuentran en frente del Congreso, pero se detuvo la huelga de hambre después de 19 días)

Roly.conapamg[at]yahoo.com
conapamg[at]yahoo.com

Movimiento Guatemalteco de Pobladores
(www.movimientoguatemaltecodepobladores.blogspot.com)

http://www.habitants.org/

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Living on the edge of the abyss

Independent from the Occupy Movement in North-America and Europe, a movement of slum dwellers in Guatemala is occupying the street in front of Congress. They are protesting against the living conditions in the slums and a disfunctional housing policy. To change their situation they not only occupied Congress but made a bill and eventually started a hunger strike.

As crisis and poverty escalate in the Western world, activists in Europe and North America are now occupying city squares everywhere.
In Guatemala City, however, an independent movement exists, where activists have occupied the street in front of Congress since the 22nd of August 2011. Here, warm houses were not sacrificed for tents, rather miserable hovels have been exchanged for tents. Activists from the slums have pledged not to leave until the “Housing Law” is approved – demanding a solution for the housing crisis in Guatemala. A lack of affordable accommodation forces uncountable Guatemalans into shantytowns where precarious living conditions often have lethal consequences. On the 22nd of November the law that has been fought for years once again did not receive approval. In response, three people from the camp outside Congress started a hunger strike.

The slums of Guatemala

Everywhere you look there are banners in the tent-camp. The khaki-colored tents were given to the shantytowns following a natural disaster. Electricity is provided by a school in the street and plastic toilets were donated by supportive social movements. In the camp a coal fire is smoldering. The welcoming activists, mostly chatting women and their children, largely ignore the television. “The conditions here are better than where we live” they assure me.
The protesters are some of the estimated 1.5 million inhabitants of the slums of Guatemala. Shantytowns are everywhere, in cities and in the countryside. Recent accurate figures are not available. Within the camp Roly Escobar, the sympathetic representative of the organization CONAPAMG, is having a meeting with his some fellow activists. We look for a quiet place to talk.   Escobar has a thorough understanding of the situation having fought for years for the rights of poor neighborhoods. Escobar claims that in Guatemala more than 800,000 families live in shacks in the 982 Guatemalan slums.  Around 420 of these are situated in and around Guatemala City. According to experts a fifth to one third of the 2.5 million inhabitants of the metropolitan area reside in precarious locations.

The residents call their shantytowns “settlements”.  They feel this is a more dignified and accurate description as the settlements can vary in size from a house to a whole neighborhood.  “Only poor people live in the settlements, they are forced to settle on land which they do not own”  says Escobar. “Often this is wasteland where nobody wants to live, on the edge of ravines, on steep slopes and adjacent to or in garbage dumps.”

After leaving the streets to live in the slums, Luis Lacán quickly became aware of the needs of the settlement dwellers and the problems they face. He joined UNASGUA – an organization that offers legal support to those who fight to improve conditions in the slums. As we sit in his humble officeLacán explains  “living conditions are precarious because invariably the occupied land has nothing, no water, no electricity, no drainage, no paved streets, nothing.”

Lacán worries about his fellow slum dwellers. He explains that you cannot connect water and electricity without being able to prove a legal right to occupancy. The settlements are not included in official plans for regional and urban development and so are not considered for infrastructure investment.  This sometimes has disastrous consequences for the safety and health of residents.

Over time residents often start to organize themselves, some areas acquire electricity and water, some shacks become more like houses, while others still resemble cardboard boxes. However, in spite of the age of a settlement, without legalization, the fear of eviction is ever-present.

Surviving in the slums

“Most families in our neighborhoods live in houses made of rusty corrugated iron, cardboard and plastic. Some families do not even have that” says Brenda, one of the campaigners camped outside Congress.  A young mother named Julia adds, “without sewage systems all the waste water from the surrounding neighborhoods passes by our shacks, shacks which have earth floors.  It’s a breeding ground for diseases and infections. Our children get sick, sometimes they die, just because they lack a decent home. My daughter was eighteen months old when she became ill and died.”
Brenda nods affirmatively “during the rainy season, many people live in mud. Water flows through their shacks. Children and the elderly are particularly susceptible to pneumonia and bronchitis and deaths are not uncommon. Recently, an elderly woman died in my neighborhood from bronchitis. Because of hurricane Agatha in 2010 she lived in a house built from cardboard and plastic. My neighborhood suffered much then.”

Malnutrition has a huge impact on the health and development of the residents, especially children. According to figures from the United Nations half of Guatemalans live below the poverty line, and half the children are malnourished. These figures are the daily reality of slum dwellers. “We do not have enough money to buy food for our children. With the privatizations everything became more expensive; food, water, gas, electricity” explains Brenda indignantly. Escobar emphasizes that it is not only young children but that most settlement dwellers are malnourished. “How is this possible in such a rich country? Without work and income people will die of hunger here. This is already happening. Recently three fifteen year old teenagers died of malnutrition.”

Another common cause of death in these neighborhoods is violence. The slums are often associated with notoriously brutal gangs. Escobar, whose son was murdered, wants to put this violence in its context. “If there is no work, no schools, nothing to do, and you have the level of poverty where parents cannot afford to feed their children or send them to school then you are going to get criminality. Young people become easy prey to powerful organized criminals. These problems are not born here and do not only occur here. The whole of Guatemala is plagued by narcos and violence.”

Many inhabitants feel hopeless. Doña Rosa, an elderly woman who joins in as Brenda and Julia talk cannot restrain her tears. “What will happen if I die? Maybe I will never see this legalization.”

A lame housing policy and a growing housing problem

“Why do we go and live in a slum on the edge of an abyss or on a steep mountain slope? Not because we want to live like this, but because we hope to survive. People live here because they have no choice, there is no viable, affordable housing. Far too many people have nowhere to live” explains Brenda, whilst her five year old daughter jumps around catching her attention.

The reasons why there are so many overcrowded slums are diverse. The recent armed conflict, natural disasters, population growth and a lack of land or work in the countryside have forced many Guatemalans to migrate to the city and live in the slums.
Official figures estimate that by the end of 2011 there will be a housing shortage for 1.6 million households, of which 15% will be in Guatemala City. “The increasing demand exceeds the capacity of the State to resolve the incurred housing shortage” concludes the state institution SEGEPAZ.  Those knowledgeable about the housing crisis and settlement residents agree that the government has never really tried to find a solution to the housing problem.  ASIES, a research institution, found that since 1956 government action on housing has consisted of sporadic initiatives undertaken by inefficient institutions and of insufficient policy interventions, resulting in the accumulation of an enormous housing shortage.
To remedy this situation the first “Law for Housing” was finally approved in 1996.   Overseen by the Ministry of Communications, Infrastructure and Housing, the new housing initiative received a ridiculously low budget.  The corrupt siphoning of funds by government officials, building companies, and representatives of neighborhood organizationshas left little to provide for those with housing needs.   Applying for a grant under the scheme is not only a very long and bureaucratic process, it also requires the applicant to add a considerable sum of money, something many do not have. “Given the size of the housing problem, it was clear that this law was not a solution” concludes Lacán.

The housing policy of the last few decades was mainly characterized by cosmetic solutions claims Helmer Velásquez from the newspaper El Periodico. “Residents must first occupy what is basically an uninhabitable piece of land in order to gain the attention of the authorities. After a while they are provided with “important” infrastructure such as stairs and paved allies. Especially during the elections there is thought about the conditions in the slums and about legalization.” Lacán affirms that “only during elections politicians find the way to the slums. Then they come with presents such as corrugated iron and concrete, with promises such as employment, education and health.”

From bills to hungerstikes

As a result of these myriad problems, shantytown residents and related social movements began working on a bill themselves, drawing on their own experiences, the Constitution, national laws and the international treaties of the United Nations which guarantee the right to housing. The University of San Carlos and relevant state institutions further refined the proposal. Lacán continues  , “In 2008 the bill was presented to Congress. There too, the proposal was revised and eventually consented by Congressional committees. Since then it is stuck. The bill should only be reread and approved, in principle, a formality.”

On 23rd August 2011, when the bill was again not approved for the umpteenth time, some activists decided to set up a “Shantytown Congress”, camping in front of the doors until they are heard. “So many governments have come and gone and no one has ever taken us into account. Now we are here and we stay until they approve the bill” declares the elderly Doña Rosa combatively.
“We struggle for a law that will benefit the entire Guatemalan population” emphasizes Brenda. “We  demand that shacks are changed into livable homes, that our land and our homes are legalized so we can finally connect  basic services, we demand that housing is provided to families who really need it.”

Escobar wants socially responsible institutions and housing policy directed from a dedicated housing ministry. A good housing policy needs to have good law as its foundations.

Academics however point out that a law and legalization are not enough. Attention should also be paid to education, employment, living conditions, in short to a different socio-economic model which breaks the vicious circle of poverty. Otherwise, the slums will continue to grow.

But after nearly four months in front of Congress the slum dwellers begin to lose their patience. After the bill was rejected again on November 22 three residents, including the young mother Julia, decided to start a hunger strike.

If this new form of protest does not work and Congress does not approve the bill, it is likely that there will not only be further victims far away in the slums but there may also be victims in front of the door of the Representatives of the People.
(This article was first published in Dutch on 2.12.2011. On this day 7.01.2012 the activists are still in front of Congress, but stopped their hunger strike after 19 days)

Roly.conapamg[at]yahoo.com
conapamg[at]yahoo.com

Movimiento Guatemalteco de Pobladores
(www.movimientoguatemaltecodepobladores.blogspot.com)

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De militares, “manos duras” y grandes capitales al acecho

viernes, enero 6th, 2012

Fuente : http://www.albedrio.org/htm/articulos/g/gt-001.html

Ex general asumirá presidencia de Guatemala

El próximo 14 de enero, el general retirado Otto Pérez Molina, candidato del derechista Partido Patriota (PP), asumirá la presidencia de Guatemala. Durante su campaña prometió “mano dura” contra la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado, logrando captar el voto de una población atemorizada por los altos índices de violencia en el país. Sin embargo, el regreso al poder de un militar con un pasado oscuro está despertando seria preocupación en varios sectores de la sociedad, que se rehúsan a olvidar la historia reciente del país

El 5 de julio 2011 tres activistas estadounidenses y la organización indígena Waqib Kej denunciaron al próximo presidente de Guatemala ante el relator especial de Naciones Unidas contra la tortura.

Según ellas, el ex general entrenado en la nefasta Escuela de las Américas estuvo involucrado en el genocidio perpetrado durante los años 80 contra la población indígena, cuando se desempeñó como oficial de operaciones en la provincia de Quiché, una de las más afectadas durante la guerra civil.

Jennifer Harbury, una de las denunciantes, acusó a Pérez Molina de ser responsable de la tortura y desaparición en 1994 de su marido, el guerrillero guatemalteco Efraín Bámaca. En ese periodo, el general retirado era jefe de inteligencia militar.

Genocidio

El sociólogo Carlos Figueroa Ibarra afirma que Guatemala vivió en la segunda mitad del siglo pasado “el genocidio más grande que se haya observado en la América contemporánea”. Entre 1954 y 1996, aproximadamente 150 mil guatemaltecos fueron ejecutados extrajudicialmente y 45 mil más fueron desaparecidos de manera forzada.

Lo ocurrido durante el conflicto fue investigado en el marco del Proyecto lnterdiocesano «Recuperación de la Memoria Histórica» (REMHI). La presentación del informe final “Guatemala: Nunca más” estuvo a cargo del obispo Juan José Gerardi, director e la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG).

En sus conclusiones, el informe evidenció que por lo menos el 60 por ciento de las más de 55 mil violaciones a los derechos humanos cometidas contra la población fue responsabilidad directa del Ejército. Dos días después de la presentación, el 24 de abril de 1998, monseñor Gerardi fue brutalmente asesinado.

Ahora, el regreso de un ex alto mando militar al poder está generando fuerte preocupación en varios sectores de la sociedad guatemalteca.

Garras verde olivo

“El verdadero problema no es lo que Pérez Molina y sus allegados están diciendo en cuanto al programa de gobierno, sino lo que se está moviendo a su alrededor”, dijo a Sirel, Enrique “Quique” Torres, asesor legal de la Federación Sindical de Trabajadores de la Alimentación (FESTRAS).

Según él, los militares estarían viendo la oportunidad de volver a ser protagonistas. “Se sienten nuevamente empoderados y ya están sacando sus garras. Su primer objetivo será lograr la renuncia de la Fiscal general Claudia Paz y Paz, para que no siga investigando los crímenes del pasado”, afirmó Torres.

Además, importantes sectores del capital oligárquico tradicional, del capital “emergente” y los mismos militares de la derecha contrainsurgente, buscarán sus cuotas de poder en el nuevo gobierno. “Lo que más nos preocupa es que cuando hay choque de gigantes el que sale perdiendo siempre es el pueblo”, señaló.

Ante esta situación, Francisco Barillas, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Embotelladora Central SA-Coca Cola (STECSA), advirtió que entre los trabajadores organizados existe el temor de que pueda haber un retroceso en las conquistas laborales logradas durante décadas de lucha.

“Estamos a la expectativa de ver cuáles serán las primeras medidads del nuevo gobierno. Mientras tanto, vamos a seguir concientizando a nuestras bases y a reforzar la unidad de los trabajadores a nivel nacional e internacional, porque nuestro futuro pasa por la promoción y garantía de la negociación colectiva”, aseguró Barillas.

También para David Morales, secretario general de FESTRAS, la victoria electoral de Pérez Molina está creando un clima de incertidumbre. “Su gabinete va a estar conformado por miembros de la derecha económica del país que vuelven al poder. Como movimiento sindical vamos a observar muy de cerca el operato del gobierno y vamos a seguir fortaleciendo nuestra estructura, preparándonos para lo que venga”, concluyó Morales.

Ruido y Resistencia IV

viernes, enero 6th, 2012

Fanzine gracias a la Hardcore Mafia

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Caraduras

miércoles, enero 4th, 2012

Andrés Zepeda /EL BOBO DE LA CAJA lacajaboba[at]gmail.com

Caraduras 54

¡A eso le llamo ser caraduras!

Los edificios que conforman el campus central de la Universidad Francisco Marroquín fueron construidos con fondos públicos donados por el Gobierno de los Estados Unidos (para quien no me crea, al pie de cada uno de ellos están las placas de agradecimiento).

¿Desliz o cinismo? ¿Laxitud de índole pragmática o simple y llana estafa intelectual? A saber. Lo cierto es que si algo distingue a los marroquinianos (a sus tótems académicos, a su cuerpo docente, a su estudiantado y a sus exalumnos, cuyos más conspicuos representantes han sabido ocupar espacios en casi todos los medios masivos) es la aparente convicción con que predican eso de dejar que las fuerzas del mercado cabalguen a sus anchas sin intervención alguna de los gobiernos. Es necesario –así dicen, yo no me lo estoy inventando– reducir las funciones del Estado a su mínima expresión.

Tenemos, pues, que por un lado se oponen al pago de impuestos pero por el otro se sirven de éstos (vía subvenciones estatales) para hacer realidad su proyecto académico, cuyo ideario contradice flagrantemente las prácticas concretas que, por fortuna, no se han tomado la molestia de disimular. ¡A eso le llamo yo ser caraduras!
Dudo mucho que la población estudiantil discípula de Hayek y Von Mises, ya fatalmente indoctrinada en medio de aquel oasis de verdor y de eficiencia que es la Marro, esté en condiciones de percibir el alcance moral de tamaña inconsistencia, pero si así fuera, a los desencantados les sugiero no cambiarse de u: en las otras no les va a ir mejor, se los aseguro.

Ni se les vaya a ocurrir pasarse a ese adefesio sin pies ni cabeza llamado Usac: ahí las contradicciones entre el decir y el hacer son ya de metástasis. ¿La Disneylandívar? Un chiste. Se aprende más en el peladero que en las (j)aulas, lo sé porque me consta.
(Sigo).

Caraduras 55

Principal surtidor y caja de resonancia del antiestatismo en Guatemala, la Universidad Francisco Marroquín está podrida desde sus cimientos…

Principal surtidor y caja de resonancia del antiestatismo en Guatemala, la Universidad Francisco Marroquín está podrida desde sus cimientos: los edificios que integran el campus central de tan encopetada casa de estudios fueron construidos –cáigase de espaldas a lo Condorito– con fondos públicos. ¡Plop!

Si es que aún siente algo de respeto por sí misma (y por sus alumnos), lo procedente sería que la junta directiva acordara demoler el complejo para levantar otro con dinero privado. De lo contrario, sugiero que presten sus instalaciones como sede para repartir bolsas solidarias.
Recomendaría, también, si a esas vamos (y luego dicen que uno es negativo porque sólo critica y nunca propone nada), utilizar alguno de los bonitos y modernos auditorios de la Marro para realizar mesas de diálogo encaminadas a lograr un pacto fiscal entre el gobierno y la cúpula de empresaurios.

¿Estaré pidiendo demasiado? No lo creo, pero en fin, ahí la dejo. Lo triste es que la UFM no está sola en eso de la podredumbre que la corroe desde el tuétano. Hace dos semanas me refería, de pasadita, también a la San Carlos y a la Disneylandívar –sé lo que digo: me gradué de ésta última y fui estudiante de aquélla.
Con la URL saldé mis cuentas pendientes con un texto, publicado hace diez años, al que titulé Manual del perfecto idiota landivariano y en el que señalaba la incoherencia entre sus cacareadas ínfulas de universidad católica y el pésimo servicio que prestaba… y sigue prestando.

La vigencia de lo expresado es tan reveladora como lamentable. Quien quiera leerlo puede escribirme a lacajaboba[at]gmail.com.

Caraduras 56

¿Quiénes son los enemigos de la sociedad a los que Manuel Ayau combatió durante toda su vida?, pregunta Carlos Alberto Montaner en su prólogo al libro Sentido Común: 50 años de congruencia liberal (UFM, 2011). Y responde: “En primer lugar, el Estado, secuestrado por intereses particulares”. De inmediato nos recuerda a J. Locke, quien abogaba por un Estado árbitro y no jugador ni dispensador de privilegios; citando también a F. Bastiat, para quien “el Estado es el instrumento por el cual las personas quieren vivir a costa de las demás”.

Es una burla constatar que tan loables reflexiones en torno al pensamiento del Muso encuentran muy poco asidero factual: los edificios de su obra más notable, la Universidad Francisco Marroquín (campus zona diez), fueron construidos con fondos públicos donados por el Gobierno de los Estados Unidos –quien quiera comprobarlo, al pie de cada uno de ellos están las placas de agradecimiento; el dinero fue otorgado a través del American Universities and Hospitals Abroad Program, administrado por la USAID. De manera, pues, que tan cacareada ‘congruencia liberal’ brilla por su ausencia. “Estados Unidos tiene perfecto derecho de ponernos condiciones mientras aceptemos sus regalos. Ese es el precio de ser limosnero”, estimaba Ayau en la columna que escribió para Prensa Libre, publicada el 13 de mayo del 2001 (op. cit., p. 212).

“¿Vale la pena recibir su ayuda condicionada?”, cuestiona más adelante el Muso, para luego sentenciar: “Si a cambio de dinero, cedemos ese poder a extraños, como ha dicho el doctor Armando de la Torre, habremos vendido la soberanía”. Amén.

Caraduras 57

Con esta entrega de Caraduras concluyo la disección que he venido haciendo de la Universidad Francisco Marroquín, a lo largo de la cual me he propuesto revelar las discrepancias entre lo pedante de su prédica y lo rastrero de sus prácticas.

Si los hechos concretos que delatan a esa institución académica (empezando por cómo se construyeron los edificios del campus central) desdicen lo que se imparte en sus aulas, ¿qué puede uno esperar de los alumnos? Contrario a lo que ellos suponen, no basta con memorizar los preceptos liberales, repudiar (de palabra) el mercantilismo, graduarse con honores y sentirse promotores “éticos, jurídicos y económicos de una sociedad de personas libres y responsables”.

Al margen de tanta palabrería vacía, lo que casi todos los egresados de la Marro buscan (un brindis aquí por las siempre escasas pero honrosas excepciones) es alcanzar un ‘éxito profesional’ traducible en que los contraten como gerentes o abogados o médicos al servicio de quienes mantienen sofocada la economía nacional a fuerza de privilegios, exenciones y chanchullos contrarios, precisamente, a los principios que tanto aquéllos como éstos aseguran defender.

Mucho más fácil la tienen los retoños de la oligarquía nacional. La mayoría de ellos confluye felizmente en la UFM, tal vez porque sus padres la consideran una especie de extensión de sus dominios: un club privado de ‘gente de bien’ (con uno que otro becado, para que no digan). Ellos heredarán, sin más, las riendas corporativas y el peculio de papá.

Ya sólo falta que abran una escuela de Historia y elijan como decano a Carlos Sabino.

Caraduras 58

“No se debe permitir el dinero público en entidades privadas”, expresó hace poco Víctor Pérez, rector de la Universidad de Chile; ya que “algunas son negocios y otras son irradiadores de ideologías”. ¿Qué hubieran respondido los de la Marro?
Además de haber recibido fondos de los contribuyentes gringos a través de USAID, me cuenta un lector que el terreno donde se encuentra la UFM era propiedad del Estado guatemalteco, específicamente de la Guardia de Honor, “y por medio de titulaciones supletorias fraudulentas se apropiaron de la tierra”. Sería bonito investigarlo más a fondo, dice.

Sí, sería bonito. Mucho más bonito si ellos mismos emprendieran la tarea con fines de esclarecimiento –y por qué no, también como acto de contrición en nombre de aquellos “principios éticos, jurídicos y económicos” aludidos en su declaratoria oficial de intenciones.

¿Qué tal si le encomendamos las pesquisas a Carlos Sabino? Digo, así dotaría de algún sentido crítico y de cierto rigor y precisión a la ‘Facultad’ de Historia a su cargo, y de paso pondría al alumnado marroquiniano en busca de evidencias que por su propio peso vendrían a desmontar, al menos en parte, el impune manoseo a la historia reciente de nuestro país.

La Marro –me explica otro lector– recibió donaciones del sector privado, deducibles del impuesto sobre la renta (el más aborrecido por la acaparadora élite propietaria nacional). Esto quiere decir que el Estado de Guatemala dejó de percibir el 31% de esas contribuciones. Se dice que la UFM les extendía un recibo por el doble o el triple de su monto real.

Habría que verles la contabilidad.

La Guerra Fría y la del narco se enlazan

lunes, enero 2nd, 2012

Fuente : http://hijosguate.blogspot.com/2011/12/la-guerra-contra-el-narcotrafico-ha.html

http://youtu.be/JHZ2MNRFGj4

Esta columna se congratula de volver a tener la ilustre compañía de Miguel Ángel Granados Chapa y su Plaza Pública.

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«En la Guatemala de hace 35 años, los Kaibiles eran la ‘máquina de matar’ que buscaba acabar con la izquierda, hoy algunos le sirven al narco»

Lorenzo Meyer

La Guerra Fría. Para nuestra desgracia, resulta que la Guerra Fría sigue teniendo consecuencias en México. Una de ellas es la mentalidad que creó en la derecha el tema panista de «un peligro para México» para enfrentar a la izquierda en la campaña electoral de 2006, es anticomunismo puro readaptado a la coyuntura- y otra son los kaibiles. Se trata de esos soldados guatemaltecos entrenados para hacer de la guerra irregular y la brutalidad extrema una forma de combatir a la guerrilla de izquierda en los 1970 y 1980 y que hoy, desempleados, están siendo reclutados por los narcotraficantes mexicanos.

Ninguna guerra termina cuando se firma un armisticio o su equivalente; sus efectos perduran. Ese ha sido el caso de la Guerra Fría que se inició antes de que terminara la Segunda Guerra Mundial y que involucró a las dos superpotencias que habían vencido a El Eje: Estados Unidos y la Unión Soviética y a sus respectivas ideologías: capitalismo y socialismo. El choque fue realmente global; ningún rincón del planeta quedó a salvó. En tanto la Guerra Fría nunca se libró directamente entre las potencias porque ello hubiera significado su mutua destrucción, el choque fue indirecto y con armas convencionales en ancho mundo periférico: Corea, Vietnam, Cuba, Congo, Angola, Centro América, Afganistán y en numerosos levantamientos, golpes militares e intervenciones encubiertas en política partidaria, movimientos de liberación nacional, sindicales, campesinos, estudiantiles, religiosos y muchas otras actividades.

El movimiento nacionalista de renovación política y transformación social que se inició en Guatemala bajo las presidencias de Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz, terminó abruptamente en 1954 con la insurrección del coronel derechista Carlos Castillo Armas, auspiciada directamente por Washington y que buscó el retorno al status quo. La reacción a ese violento giro a la derecha desembocó en una prolongada guerra de guerrillas que se agudizó cuando la izquierda urbana pudo finalmente entrar en contacto con comunidades indígenas e incorporarlas a su movimiento.

El Kaibil. En 1974, el ejército guatemalteco creó un centro de adiestramiento para fuerzas especiales que al año siguiente fue nombrado Escuela Kaibil, en honor de un guerrero de la etnia Mam que nunca fue capturado por los españoles. En su tesis doctoral «Los pelotones de la muerte. La construcción de los perpetradores del genocidio guatemalteco», (El Colegio de México, 2009), Manolo Vela Castañeda, señala que el objetivo inicial de esa escuela de élite militar era preparar cuadros para incursionar en Belice y enfrentar a los británicos, pero muy pronto se convirtió en un instrumento de la Guerra Fría y su objetivo único fue acabar con una insurgencia alentada por el triunfo sandinista en Nicaragua y que ya había arraigado en algunas comunidades mayas.

Si en un principio la Escuela Kaibil se inspiró en las técnicas de La Escuela de las Américas y de las fuerzas especiales norteamericanas, (Rangers) y en estructuras similares de Colombia, Perú y Brasil, pronto se hizo genuinamente guatemalteca, aunque su lema lo tomó de un argentino, Pedro Bonifacio Palacios: «si avanzo sígueme, si me detengo aprémiame, si retrocedo mátame». Sus alumnos fueron soldados regulares a los que se sometió a un entrenamiento brutal en extremo: marchas extenuantes, escasas horas de descanso, clima adverso, períodos prolongados de hambre, control de la fatiga y tolerancia ante el trato degradante y los reveses temporales. Se trataba de un curso más duro que la guerra misma y cuyo objetivo final era contradictorio: el empleo de una violencia extrema para «Preservar la paz de Guatemala».

A los alumnos kaibiles se les obligaba, por ejemplo, a matar a un perro «a puras mordidas», pero también se les impartía un curso formal de tortura en instalaciones de la propia escuela, donde los torturados eran primero otros alumnos a los cuales sus instructores habían logrado capturar en simulacros de combate. Ahí se les crucificaba o se les torturaba con choques eléctricos. Además, había un centro de tortura auténtico, donde realmente a los prisioneros se les arrancaban las uñas, se les inyectaba formol en las venas, se les colgaban de los testículos, se les mutilaba y «se mataba despacio». Finalmente, claro, la instalación contaba con un cementerio.

Los kaibiles eran la élite del ejército guatemalteco, no eran muchos y no siempre actuaron como unidad sino que en algunos períodos se les dispersó entre las diferentes unidades y entonces tuvo lugar lo que Vela Castañeda llama «la kaibilización» de toda la institución, su especialización en guerra irregular. La guerra contra insurgente se descentralizó y se llevó a cabo «a la manera kaibil», una lucha de contraguerrilla y donde la tortura era la norma y donde masacrar a toda una comunidad sospechosa de colaborar con los insurgentes -hombres, mujeres y niños- no resultaba algo fuera de esa norma.

La guerrilla no fue eliminada y cuando la Guerra Fría estaba por concluir, en 1987, se iniciaron las negociaciones entre el gobierno de Guatemala y los insurgentes, pero sólo hasta diciembre de 1996, tras 36 años de conflicto armado, se pudo firmar el «Acuerdo de Paz Firme y Duradera» entre el gobierno y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca. Una consecuencia de dicho acuerdo fue la reducción de los efectivos del ejército guatemalteco de 50 y a 17 mil en 2004. Esa desmovilización de un ejército ya kaibilizado tuvo lugar justo al sur de México y precisamente cuando en nuestro país la fuerza del narcotráfico iba en ascenso al punto de poder dotarse de sus propias fuerzas irregulares. Y aquí hay una ironía: Guatemala terminaba una guerra interna, pero México se adentraba en otra; la primera había sido básicamente política, pero la segunda era sólo económica: la lucha por y contra un narcotráfico calculado en 30 mil millones de dólares anuales. Los kaibiles podían pasar de la una a la otra.

Zetas y Kaibiles. El ejército mexicano también ha contado con sus propias fuerzas especiales. Hasta 2004, éstas fueron los GAFE o Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales («ni la muerte nos detiene»). Los GAFE, como los kaibiles originales, también se entrenaron en Estados Unidos aunque además tuvieron influencia israelí, y su entrenamiento tampoco desdeñó la tortura, (Ioan Grillo, El Narco, Bloomsbury Press, 2011, pp. 96-97). Sin embargo, en la guerra económica y no ideológica de México, el narco siempre ha usado más del dinero y de la corrupción que de las armas como forma de enfrentar a la autoridad. Y fue así que un capo, Osiel Cárdenas, logró que en 1997, 40 miembros de los GAFE, encabezados por el poblano Arturo Guzmán Decena, se alistaran como una milicia del Cártel del Golfo y dieran vida a esa «máquina de torturar y matar» que hoy son Los Zetas. Posiblemente en 2010 Los Zetas se independizaron de sus patrones originales y hoy ya son un cártel en sí mismos.

Y es aquí donde entra el remanente de la Guerra Fría. De manera casi inevitable, Los Zetas han reclutado a miembros de su contraparte guatemalteca, a kaibiles. No está claro si se trata de egresados de la Escuela Kaibil o sólo de exmiembros del ejército guatemalteco kaibilizados. Da lo mismo, el caso es que hay exmilitares guatemaltecos disponibles para prestar sus servicios a quien se los pague bien. Y si una vez los kaibiles extendieron su forma de vivir y combatir al resto del ejército guatemalteco, no es improbable que hoy kaibilicen a Los Zetas, que son terreno ya fértil para tal proceso. Finalmente, Los Zetas están reclutando no sólo a exmilitares sino civiles jóvenes a los cuales entrenan y convierten en réplicas de sí mismos.

Si kaibilizar significa brutalizar al máximo la lucha irregular para crear un mito que, a su vez infunda terror y desmoralización en el adversario, es lógico que los otros cárteles, en particular el de Sinaloa, busquen responder de igual manera. Y lo mismo se puede decir de las Fuerzas Armadas y de la Policía. El resultado de este proceso está ya a la vista: violencia extrema y la creación de un clima generalizado de temor -terror- y brutalización de la vida mexicana.

En Suma. Sin la debilidad del Estado mexicano, los kaibiles sólo interesarían como caso de estudio de las aberraciones que produjo la Guerra Fría en América Latina, pero dadas nuestras condiciones, algunos de esos elementos del pasado se mantienen activos, son parte de nuestro presente y amenazan el futuro.

 

L@s Cinco de Vancouver: Lucha armada en Canadá

lunes, diciembre 26th, 2011

Fuente : http://translatetherevolt.blogspot.com/2009/05/blog-post.html

Relacionar el anarquismo con actos deliberados de violencia puede que sea visto como algo muy natural para la mayoría de gente si se piensa acerca del anarquismo en su conjunto. Pero para la mayoría de jóvenes anarquistas, debe ser difícil de imaginar que a principios de los años 80, la lucha armada en Canadá no solo parecía posible, sino que un pequeño grupo procedente de la comunidad anarquista de Vancouver se comprometió con ella. Además, había un pequeño pero significante apoyo para estas tres acciones.

Con el nombre de Direct Action y Wimmen’s Fire Brigade, ellos nunca se reivindicaron explícitamente como anarquistas. Por esa razón tampoco lo hicieron sus simpatizantes. Aunque nunca negamos que lo fuésemos. Nuestro anarquismo se desarrollaba más en la práctica política que en la teoría y la historia. En este debate, la palabra “nosotros” debe estar referida al pequeño entorno de donde salieron los Cinco de Vancouver. Solo aquellos cinco decidieron seguir sus ideas a través de una conclusión lógica y pasar a la clandestinidad. Otros también estuvieron influenciados por evoluciones similares en distintos lugares, y compartieron el deseo de agitar Canadá políticamente.

El contexto político para Direct Action era internacional. Entre mediados, finales de los años 70 y principios de la década de los 80 la Fracción del Ejercito Rojo (Rotte Arme Fraktion,RAF) en Alemania y las Brigadas Rojas en Italia eran las agrupaciones de guerrilla más grandes dentro de toda la variedad de grupos en Europa. La insurrección en Europa parecía posible a pesar del enorme nivel de represión dirigido contra estes militantes que asesinaban y secuestraban políticos y ejecutivos. Los periódicos anarquistas canadienses como Open Road, Bulldozer y Resistance se hacían eco en Norteamérica de estas luchas.

La lucha armada también copaba a menudo la agenda en los Estados Unidos. La idea popular es que la lucha política terminó al principio de los años 70 tras el final de la guerra de Vietnam. Pero incluso si los grupos contra la guerra, y otros movimientos se habían retirado, vestigios de los grupos más militantes se habían pasado a la clandestinidad para proseguir la lucha contra el sistema. En la Coste Este, el Black Liberation Army (Ejercito de Liberación Negra) , formado en el momento en que los Black Panthers (Panteras Negras) se pasan a la clandestinidad tras haber aprendido la lección de la intensa y mortal represión que se dirigió en su contra, estuvo activo hasta el año 1981. El United Freedom Front (Frente Unido de Liberación) y el Armed Resistance Movement (Movimiento de Resistencia Armada) estuvieron activos hasta comienzos del año 1980, atentado contra edificios del gobierno para protestar contra la participación militar americana en América Central y atacando objetivos corporativos para protestar contra su participación en Sudáfrica.

En la Costa Oeste, grupos como el Symbionese Liberation Army (Ejercito Simbiótico de Liberación) y el New World Liberation Front (Frente de Liberación del Nuevo Mundo) asaltaron bancos, colocaron bombas y secuestraron a Patty Hearst, una adinerada heredera. Estos grupos eran políticamente dudosos y desde luego no eran antiautoritarios. Muchos radicales creían que estaban considerablemente infiltrados por la policía. A pesar de todo contribuyeron al juicio que planteaba que las acciones armadas podían ser efectivas ya que tuvieron su impacto.

También había muchos grupos autónomos pequeños, algunos de los cuales eran explícitamente anarquistas o antiautoritarios, que estuvieron activos hasta el final de la década. Bill Dune y Larry Giddins, por ejemplo, son dos anarquistas que continúan encarcelados en los Estados Unidos hoy en día por acciones que tuvieron lugar en aquella época. Bill y Larry fueron arrestados en octubre de 1979 tras un tiroteo por las calles de Seattle cuando intentaban sacar a un amigo de la cárcel.

El más conocido de estos grupos de la Costa Oeste era la George Jackson Brigade (Brigada George Jackson) que estaba formada por anarquistas y marxistas. Cometieron una serie de acciones en la zona de Seattle a finales de los 70, a menudo en apoyo al movimiento de los presos el cual era bastante fuerte por aquellos años. La GJB era antiautoritaria, pro-mujeres, pro-gays y lesbianas y defendía lo colectivo, a diferencia de los partidos políticos. Incluso aunque todos estes grupos fueran finalmente machacados, llegaron a ofrecer una alternativa política a organizar manifestaciones y publicar periódicos.

Open Road en Vancouver, Bulldozer en Toronto, y Resistance, que empezó en Toronto y luego se mudo a Vancouver, cubrieron la resistencia armada en los Estados Unidos y la posterior represión. Esta cobertura jugo un papel más importante cuando sus simpatizantes en Estados Unidos estaban disolviéndose, y la izquierda mayoritaria intentó distanciarse de ellos tanto como pudo. Nosotros publicamos comunicados explicando las acciones. Les proporcionamos coberturas de apoyo en sus juicios y les ofrecíamos salidas para los escritos de los combatientes que habían sido capturados. La revolución, o como mínimo una lucha prolongada, parecía algo totalmente posible. Los Cinco eran en su mayor parte producto de la ola de lucha armada en Norteamérica, y parte de la maquinaria política antibelicista del creciente movimiento anti-OTAN. Nuestra perspectiva era bastante internacionalista incluso aunque entendiésemos que debíamos trabajar dentro de nuestras situaciones locales y nacionales.

En la primavera de 1982 una bomba destruyo la casi completa subestación hidráulica de Cheekeye-Dunsmuir. Esta construcción contó con una fuerte oposición de los residentes locales en el terreno medioambiental. Se pensaba que conduciría a la industrialización de la Isla de Vancouver y a la construcción de plantas de energía nuclear para exportar las ganancias a los Estados Unidos. Cientos de kilos de dinamita pusieron fin a ese plan en medio de su proceso.

Hubo bastante apoyo local para la acción. No estaba claro si Direct Action, que había reivindicado la acción, era un grupo anarquista o no, pero no habría supuesto ninguna diferencia en el sentido de la misma.

La acción había incrementado las apuestas políticas en Canadá. Pero como el atentado había tenido lugar en un parque natural, fue fácil de ignorar. La siguiente acción no lo sería.

A última hora de la tarde del 14 de octubre de 1982, un camión hizo explosión en el exterior de las plantas de la Industria Litton en Rexdale, en la zona del noroeste de Toronto, con el resultado de millones de dólares en daños. Siete trabajadores resultaron heridos, uno de por vida. Después de unos pocos días, Direct Action emitió un comunicado, reclamando su responsabilidad. Como pieza política, el comunicado es tan relevante hoy en día como lo fue en 1982, la única diferencia sería que la Guerra Fría ha terminado. Lo más importante del mismo es la autocrítica que se hacen por haber visto a los policías y los guardias de seguridad como superhéroes. No lo eran. Los errores que cometió Direct Action se agravaron por la inadecuada respuesta tanto de las guardias como de los policías.

El atentado era bastante simple: conducir una camioneta robada cargada con dinamita a través de los portales frontales de Litton y aparcarla en frente del edificio, abandonarla y en 35 minutos la camioneta haría explosión. Para asegurar que la amenaza de bomba fuese tomada en serio, condujeron la camioneta correctamente en frente de la cabina acristalada de los guardias de seguridad. Pero los guardias no se dieron cuenta de la presencia de la camioneta aunque incluso desde la posición del conductor de la misma se podía ver de forma clara a los guardias. Entonces, la llamada de advertencia no fue comprendida. Pero por lo menos atrajo la atención de los guardias hacia la camioneta. Desgraciadamente, Direct Action eran un poco más inteligentes. Habían colocado una caja pintada de naranja fluorescente en el exterior de la camioneta, fácilmente visible desde la cabina de los guardias. Encima de la caja colocaron una hoja de papel con información e instrucciones. Esperaban que los guardias se dirigiesen hacía la caja una vez hubiesen recibido la llamada. Para enfatizar la seriedad de la situación colocaron un cartucho de dinamita desarmado encima de la caja. Otro error. Los guardias de seguridad se mantuvieron alejados de la caja, dado que no sabían que la dinamita estaba desarmada. A pesar de la evidente amenaza, los guardias de seguridad no comenzaron a evacuar la planta hasta veinte minutos después de haber recibido la llamada de advertencia. Luego la bomba estalló antes de lo previsto, probablemente activada por las señales de radio de los coches de policía que estaban llegando a la zona.

El atentado tuvo lugar en una época en la que la guerra fría entre los Estados Unidos y la URSS era bastante intensa. Ronald Reegan, representando al sector de la clase dirigente americana que estaba empeñado en hacer de los Estados Unidos el llamado imperio malvado, había sido elegido presidente. Ambos bandos estaban intentando hacer realidad los primeros pasos de la capacidad nuclear a través de la fabricación de nuevas armas como los misiles de crucero, los misiles pershing, submarinos con capacidad nuclear y la bomba de neutrones. La posibilidad de una guerra nuclear era bastante real por aquel entonces.

En respuesta, se desarrollo un movimiento pacifista en Europa, Norteamérica y otros lugares. El consentimiento de Canadá a los Estados Unidos para probar los misiles de crucero sobre el norte de Alberta y en los Territorios del Noroeste fue visto como una ofensa hacia los activistas por la paz. Litton se había convertido en el foco de las amplias protestas de los grupos pacifistas desde que se dedicó a producir el sistema de orientación para los misiles. Se habían llevado a cabo una serie de protestas pacíficas en Litton que tuvieron como resultado el arresto de decenas de manifestantes por desobediencia civil. Pero como en el caso de Cheekeye-Dunsmuir, las protestas no estaban llegando a ninguna parte.

La reacción inicial de muchos radicales y activistas al leer los titulares de los periódicos fue de júbilo. Pero esto cambio tras una reflexión sobria cuando se consideraron detenidamente las implicaciones. El atentado no era solo un desafió al Estado militarizado, sino también a la coexistencia pacífica que muchos activistas tenían con el sistema. Esta claro de que incluso con los heridos, no hubo muchas reacciones por parte del ciudadano medio. Para la mayoría de la gente el atentado era solo otro acontecimiento espectacular mas en un mundo que se estaba volviendo loco.

Naturalmente, para anarquistas y pacifistas fue un acontecimiento importante. El periódico anarco-comunista Strike! de Toronto condenó inicialmente la acción debido a que desacreditaría al movimiento. Repetía la crítica habitual de que ese tipo de acciones no podrían hacer nada por si mismas. Direct Action nunca afirmaron que así fuese. Por citar el comunicado “Así como no tenemos ningún tipo de ilusión de que acciones directas, como esta, puedan por si mismas dar lugar al fin del papel de Canadá como recurso económico y militar del Imperialismo Occidental, si que creemos que las acciones directas militantes pueden tener una función constructiva como trampolín al tipo de conciencia y organización que debe ser desarrollada si pretendemos vencer a los amos nucleares.”

Una crítica más sofisticada fue publicada anónimamente por anarquistas que provenían del entorno de Kick It Over. Se quejaban de que “el atentado en Litton no se puede decir que haya incrementado la propia actividad ni de la comunidad ni de los trabajadores en la planta”. Esta bien, aunque se puede utilizar el mismo argumento a cerca de publicar periódicos y de la mayoría de actividades que solemos hacer. Estos anarquistas no condenaron a Direct Action por ser violentos, más bien situaron la violencia en el contexto de la violencia estatal. Aunque erróneamente etiquetaron el atentado como “Terror vanguardista”, estuvieron en lo cierto al decir que “las organizaciones clandestinas tienden a aislarse del pueblo” y ver convertirse su propia existencia en un objetivo en si mismo. De nuevo, este problema no lo tienen únicamente los grupos clandestinos.

A principios de noviembre, menos de un mes después del atentado, el Toronto Globe and Mail publicó un importante artículo en primera plana relacionando el atentado de Litton con la comunidad anarquista de Vancouver. Citaba a anarquistas no identificados que trazaban las similitudes entre las políticas de Direct Action y la escena anarquista de Vancouver. En un posterior, y más compresivo, artículo otros anarquistas proporcionaron alguna información de fondo como por ejemplo cual podría ser el propósito del atentado, sin reivindicar de forma explicita que se trataba de una acción anarquista. Este artículo fue condenado por muchos anarquistas en Toronto pero ayudó a hacer llegar las ideas al conjunto de la sociedad.

A mediados de diciembre, los locales de los principales grupos pacifistas de Toronto fueron objeto de redadas así como también los hogares de sus miembros más importantes. Activistas de Toronto y Peterborough fueron buscados, hostigados y amenazados por la policía. Nunca ha estado claro en gran medida si la policía pensaba que estos pacifistas eran realmente sospechosos o si las redadas simplemente se usaban para interrumpir el desarrollo de su trabajo contra Litton. Algunos pacifistas trataron de poner tanta distancia como les fue posible entre ellos y las personas que cometieron los atentados. Pero hubo suficiente apoyo de otros pacifistas para demostrar que no era necesario llevar a cabo una ruptura total entre militantes, por lo que su posición giro simplemente a cerca del uso de la violencia. La manifestación más grande que jamás tuvo lugar contra Litton se produjo el 11 de noviembre de 1982, menos de un mes después del atentado. Como dijimos en su momento, las acciones armadas pueden hacer más visibles otras formas de protesta, en vez de menos creíbles.

Litton perdió un contrato importante poco después del atentado. Como declaro su presidente, Ronald Keating, “Ellos (los manifestantes) son un fastidio, tuvieron bastante publicidad, y los americanos leyeron cada maldito pedazo de ella. La presión de esta gente ha hecho que los americanos se lo pensasen dos veces” Añadió tristemente también que “nadie más ha sufrido atentados”.

En Vancouver, se había producido una pequeña respuesta a Cheekeye-Dunsmuir. Pero a principios de noviembre, la situación se había vuelto más intensa por el ataque con bombas incendiarias a tres tiendas de Red Hot Video, dañando seriamente dos de las mismas. La Wimmen’s Fire Brigade había decidido hacer literal el nombre de esta cadena especializada en pornografía violenta. El ataque se produjo justo cuando la industria del video se estaba lanzando. Red Hot Video, una cadena americana, construyó un inventario de cintas de video que habían sido pirateadas de películas porno hardcore. Según OpenRoad “muchas de las películas presentaban no solo escenas de sexo explicito, sino también a mujeres siendo amordazas, golpeadas, violadas, torturadas, forzadas a provocarse enemas por intrusos armados y otras formas de degradación”.

Colectivos de mujeres habían luchado contra Red Hot Video durante seis meses, pero no obtuvieron ninguna respuesta del Estado. Durante unas pocas semanas, decenas de colectivos de mujeres de toda índole publicaron comunicados de simpatía y comprensión por la acción, se convocaron manifestaciones en una docena de centros a través de la provincia, y seis tiendas de pornografía fueron cerradas, trasladadas o retiraron mucho de su material por miedo a ser el próximo objetivo. Durante dos meses las primeras acusaciones se produjeron por combinar sexo explicito y violencia.

La razón de que la acción de la Wimmen’s Fire Brigade tuviera tanto éxito no fue simplemente por la táctica empleada, sino por el hecho de que estuvo bastante bien integrada, siendo complementaria, dentro de la campaña pública. Tal como expresaba B. C. Blackout , un boletín bisemanal autónomo, “la acción de WFB solo pudo tener el impacto que tuvo debido a los meses de duro trabajo que llevaron a cabo numerosos grupos e individualidades mediante la autoformación, investigando, haciendo contactos, presionando a las autoridades, documentado sus casos – en definitiva, construyendo la infraestructura para un movimiento honrado, efectivo y de base. Así se explica el porque los grupos de mujeres fueron capaces de moverse tan rápido y coherentemente al tratar con el interés de los medios de comunicación y del público por los hechos y los comentarios tras los atentados”.

El 20 de enero de 1983 cerca de Squamish (British Columbia, Canada) los Cinco regresaban a Vancouver después de realizar prácticas de tiro en las montañas. Los policías, disfrazados como trabajadores del Departamento de Circulación, pararon su camioneta y en un ataque violento los sacaron de la misma y los arrestaron a punta de pistola. Se les acusaba de 12 a 15 cargos, incluyendo Red Hot Video, Cheekeye-Dunsmuir, conspiración para robar un furgón de Brink, así como también de conspiración para cometer más atentados. Inmediatamente después de los arrestos, la policía convocó una rueda de prensa en la cual exponían el amplio armamento que según ellos se había confiscado a los Cinco. Este fue el comienzo de lo que se conocería como el “Juicio de los medios de comunicación”, por la manera en que la policía y la acusación usaron los medios de comunicación para tratar de contaminar a la opinión pública no solo contra los Cinco, sino también contra el movimiento anarquista en general. Los titulares de los periódicos vociferaban a cerca de “la policía atrapando terroristas” y “las conexiones nacionales de las células anarquistas”. La policía llevo a cabo redadas en cuatro hogares de Vancouver la mañana siguiente a la celebración la primera reunión del grupo de apoyo. No se efectuó ningún arresto, pero se confiscaron máquinas de escribir y se produjeron abusos verbales.

La historia oficial de la policía sostenía que los avances en el caso se produjeron cuando un reportero del Globe and Mail mostró periódicos anarquistas a la policía de Toronto, la cual, al observar el comunicado de Cheekeye-Dunsmuir en Resistence, envió la dirección del apartado postal a Vancouver. Los policías, teóricamente, pusieron la dirección bajo vigilancia y finalmente fueron capaces de localizar a los Cinco a través de una serie de contactos. La historia resulto tan convincente que el periodista recibió una substanciosa recompensa antes de hablar de ello con amigos de principios y más conscientes.

Esta historia fue una tapadera para ocultar que la policía ya tenía constancia de la existencia de los cinco. Estuvieron bajo vigilancia policial por una razón o por otra desde mucho tiempo antes de la primera acción. Brent Taylor y Ann Hansen, particularmente, eran bastante conocidos en Vancouver. Un policía no necesitaba ser demasiado inteligente para considerarlos como posibles sospechosos. Muchos activistas que ni siquiera los conocían sospechaban que probablemente tenían algo que ver con Direct Action. Eran los únicos que iban regularmente enmascarados a las manifestaciones, pareciendo más preparados para una protesta en Alemania que en Vancouver.

Es bastante probable que la policía los hubiese visto llevando a cabo las acciones contra Red Hot Video. Esto gano bastante relevancia en el juicio. La policía de Vancouver obtuvo la orden judicial para pinchar sus teléfonos y poner micrófonos en sus casas con el fin de investigar el caso de Red Hot Video. Las órdenes judiciales se supone que solo pueden ser expedidas como último recurso cuando el resto de medios para la investigación no han funcionado, pero en este caso fueron expedidas poco después del ataque. Además, eran innecesarias si la policía ya sabía quien había participado en los ataques. El servicio de seguridad de la Policía Montada de Canadá (RCMP) los había observado cometer otros crímenes y los tenía bajo observación en la época del ataque a Red Hot Video, pero no existía ninguna nota de vigilancia cubriendo el periodo del ataque actual.

Se asumió que realmente la policía necesitaba pinchar los teléfonos para conectar a los cinco con Litton, para lo cual sería mucho más difícil pedir una orden judicial legal. Las pruebas obtenidas a través de estas escuchas proporcionaron la mayor parte del caso contra los Cinco, lo cual explica el porque la primera parte del juicio se enfrento con su propia legalidad.

El 13 de junio de 1983 se produjo una redada de la brigada local de Litton en la sede de Bulldozer. La orden judicial – que incluía cargos por sabotajes en Litton, calumnias insurrectas y practicar un aborto – permitía específicamente a la policía confiscar cualquier cosa relacionada con la publicación bulldozer. Se llevaron planos, cartas, artículos, revistas y la lista de subscriptores. Finalmente conseguimos recuperar todo este material después de un año de lucha legal.

El cargo de calumnias insurrectas aparentemente hacia referencia a un folleto titulado “Paz, paranoia y política” que dibujaba las políticas alrededor del atentado de Litton, el movimiento pacifista y la detención de los Cinco. Calumnia Insurrecta teóricamente implica hacer un llamamiento a un levantamiento armado contra el Estado; La última vez que el cargo había sido utilizado fue durante el año 1950 contra algunos sindicalistas en Québec. Nuestros abogados se anticiparon con avidez defendiéndonos de este cargo, y al final no se volvió a hablar del tema.

El cargo de practicar un aborto surgió cuando una matrona, Colleen Crosby, llevó a cabo una presunta extracción menstrual a una persona del colectivo Bulldozer. El hecho llamó la atención de los policías a través de las intervenciones telefónicas. La policía detuvo a Crosby una semana más tarde y la llevaron en coche durante varias horas, amenazando de acusarla de practicar un aborto salvo que les hablase sobre cualquier conexión entre Bulldozer y el atentado de Litton. Crosby de cualquier manera rechazaría cooperar, aunque tampoco tenía ninguna información que dar. Se tardaron dos años y miles de dólares en honorarios jurídicos en conseguir retirar los cargos.

El punto débil de nuestras políticas – la de los Cinco y sus simpatizantes – se hizo evidente durante el juicio y el trabajo de apoyo que hicimos alrededor del mismo. Los Cinco asumieron que acabarían cayendo bajo una ráfaga de balas, aunque en vez de la relativa gloria de una muerte espectacular se tuvieron que enfrentar con una realidad más prosaica al tener que sentarse a esperar el juicio en prisión. La carencia de una preparación, tanto política como personal, para las consecuencias casi inevitables de sus acciones se agravó con la falta de preparación de sus simpatizantes. Es fácil reimprimir comunicados de los compañeros en la clandestinidad, pero es mucho más difícil manejarse con redadas y abogados, acosos, y mirar a amigos y compañeros distanciarse justo cuando el apoyo y el trabajo se hacen más necesarios que nunca. Uno debe de ser capaz de soportar el alto estrés político durante lo que podrían ser un par de años, mientras desarrollas políticas que puede que no sean apoyadas por ninguno de tus amigos ni socios políticos, y mucho menos por la sociedad en su conjunto. Aun así, un apoyo competente y con principios es crucial si las acciones en la clandestinidad van a tener cualquier tipo de impacto duradero. La comunidad en Vancouver fue capaz de mantener una presencia dentro y fuera del tribunal durante el juicio a pesar de las diferencias que se daban en torno a la estrategia que utilizar para apoyarlos. En Toronto, fuimos capaces de mantener las ideas en circulación, pero tuvo poco impacto social.

Durante la confusión inicial, el derecho a un juicio justo se convirtió en la demanda principal. Desde que pareció posible que las escuchas que proporcionaron el grueso de las pruebas pudiesen ser rechazadas, el recorrido estrictamente legal fue difícil de soportar sin una claridad política previa que se plantease como se debían conducir los juicios. De cualquier manera, el derecho a un juicio justo no debe ser ignorado si la batalla va a ser librada en el terreno legal, pero es el campo de batalla del Estado, y su primera arma será la criminalización. La fiscalía del Estado separó la acusación en cuatro juicios, el primero de ellos trataría sobre los cargos políticos menos importantes, delitos a mano armada y conspiración para robar un furgón de Brink. Mientras que para algunas personas con cierta comprensión política podía ser obvio el porque las guerrillas necesitan armas y dinero, las imágenes de televisión de un escritorio lleno de armas, e informes de planes para asaltar un furgón de Brink, fueron mostrados concienzudamente para desmontar la reivindicación de que los Cinco eran principalmente activistas políticos. La lucha por un juicio justo atrajo el apoyo de activistas, periodistas progresistas y abogados y activistas por los derechos humanos. Pero se podían crear verdaderos problemas si el juicio se mostrase legalmente como “justo”. O cuando, como sucedió finalmente, los Cinco se declarasen culpables. Algunas personas que nos dieron su apoyo se sintieron manipuladas al haber dado su apoyo a gente culpable, incluso a pesar de que intentamos ser claros al exponer que existe una diferencia en declararse no culpable y ser inocente.

La estrategia del “Juicio de los medios de comunicación” se vino abajo cuando el tribunal dictamino que las pruebas obtenidas mediante las escuchas eran admisibles. El primer juicio por las armas y la conspiración para robar un furgón de Brink comenzó en enero de 1984. Las pruebas de los primeros cuatro meses principalmente se basaron en la época de vigilancia previa a los arrestos. En marzo, Julie Belmas y Gerry Hannah presentaron sus alegatos de culpabilidad, Red Hot Video inclusive, y para Julie, el atentado de Litton. En abril, Doug Stewart fue absuelto de los cargos de Brink pero fue declarado culpable por delito a mano armada. En junio, se declaró culpable de Cheekeye-Dunsmuir. El jurado declaró culpables a Ann y Brent por todos los cargos del primer juicio. En junio, mediante un movimiento sorpresa, Ann se declaró culpable de Cheekeye-Dunsmuir y Litton.

Trajeron a Brent a Toronto para un juicio sobre Litton y finalmente se declaró culpable. Reconociendo nuestra propia debilidad, le dijimos que poco se podía conseguir políticamente en Toronto si el juicio seguía adelante. En nuestro relativo aislamiento era difícil imaginarnos asumiendo lo que hubiese tenido que ser un esfuerzo importante al presentar las políticas que había detrás del atentando a través de unos medios de comunicación hostiles. Sin embargo no hacerlo significaba que nunca existía un enfoque a largo plazo ni tampoco un sentido de dirección para aquellos que puede que estuviesen dispuestos a presentarse con un apoyo más activo. No era nuestro mayor momento de gloria.

Para resumir esta parte, dejadme que cite la declaración de la sentencia de Ann, “Cuando fui arrestada al principio, fui intimidada y cercada por el tribunal y las prisiones. Este miedo me proporciono la base para creer que si participaba en el juego legal, podría conseguir mi absolución o una reducción de condena. Este miedo oscureció mi visión y me engaño al pensar que el sistema judicial podría darme una oportunidad. Pero estos seis meses en los tribunales agudizaron mis percepciones y fortalecieron mis convicciones políticas al ver que el juego legal esta amañado y a los presos políticos les han repartido cartas marcadas”.

Doug Stewart fue sentenciado a seis años, y cumplió un máximo de cuatro. Gerry Hannah a diez años, pero quedo libre a los cinco. Julie, con solo veintiún años en el momento de la sentencia, a veinte años. Apeló y se la reducieron cinco años cuando se puso en contra de Ann y Brent, saboteando eficazmente sus apelaciones. Mucha gente se cabreó bastante con esta traición de Julie, pero su testimonio no fue la razón por la que Ann y Brent fueron condenados. Si Julie realmente quisiese hacer un trato podría haber implicado a otra gente mintiendo. Pero no hizo esto.

Brent fue condenado a veintidós años y Ann a cadena perpetua. Las sentencias, especialmente las de Ann y Brent, se consideraron excesivamente duras. Pero el Estado quería sofocar cualquier incipiente actividad guerrillera. El sistema penitenciario, sin embargo, es el que realmente determina cuanto tiempo tiene que pasar la gente condenada. Ann y Brent salieron a la calle antes de ocho años. En comparación a lo sucedido con otras guerrillas americanas, fue algo casi indulgente.

Doug Stewart escribió en Open Road tras su condena que el tamaño de las bombas fue problemático. Sugería que los ataques de nivel medio como incendios y sabotajes mecánicos eran más fáciles de realizar que los atentados, observando que las acciones a gran escala demandan pasarse a la clandestinidad. Direct Action entendieron que debían romper el contacto con otra gente política; que para actuar en una ciudad, debían vivir en otra. Pero esto requería enormes sacrificios personales y emocionales. Cortar completamente todo vinculo con amigos y amantes fue el error que dejo el rastro para la policía local. Las acciones pequeñas son técnicamente simples y permiten, como decía Stewart “a un grupo juntarse fácil y rápidamente alrededor de una cuestión en concreto”. Las actividades de nivel medio también “tienen un impacto de menor intensidad en la vida personal de uno. Si no estas en la clandestinidad, estas menos aislado emocionalmente, y el nivel de estrés en conjunto es mucho mas bajo. Ser detenido por una acción de nivel medio sería algo mucho menos devastador en todos los sentidos. Una condena de dos o tres años no es ningún chiste, pero es sustancialmente más fácil enfrentarse a eso que a una de diez o veinte años”.

Para resumir, permitidme que cite un artículo que apareció en el Prison News Service diez años después de lo de Litton:

“Se hace patente que acciones políticas como las de estes atentados, propaganda por el hecho, como son conocidas, no son comprendidas en una sociedad no política. Incluso aunque unas pocas personas comprendiesen las motivaciones que se esconden tras el ataque, el lado positivo es que tampoco tiene por que haber necesariamente una importante reacción en contra. Es un error pensar que algo como el atentado de Litton podría convertirse en una llamada que despertase a la gente y las motivase a hacer algo contra la situación crítica con la que se enfrentan. Pero explicado apropiadamente puede marcar la diferencia para aquellas personas que ya están concienciadas de la situación y que están frustradas con otros métodos de lucha.”

“Las acciones de guerrilla no son un fin en si mismas; Eso es, una acción en singular, o incluso una serie coordinada de acciones, tienen poca probabilidad de conseguir algo más que un objetivo inmediato. Tales acciones son problemáticas si se asume que pueden llegar a substituir al trabajo político no clandestino. Pero si se pudiesen situar dentro del trabajo político en su conjunto, una táctica más entre tantas, entonces podrían aportar al movimiento más espacio con el que maniobrar, haciéndolos a ambos más visibles y creíbles. Al mismo tiempo, se daría a los activistas un impulso psicológico, una sensación de victoria, a pesar de lo efímero, de modo que pudiesen emprender su propio trabajo político con un entusiasmo renovado…”

“Para la mayoría de activistas americanos, la lucha armada se reduce a una cuestión moral: ‘¿Deberían o no deberían usarse medios violentos para avanzar en la lucha?’ Aunque esto es relevante a un nivel personal, solo crea confusión alrededor de lo que realmente es una cuestión política. La mayoría de los radicales, en este momento de la historia, no se van a involucrar directamente en ataques armados. Pero tal como se desarrollan los movimientos de resistencia en Norteamérica es inevitable que algunos lleguen a asumir acciones armadas. La cuestión se enfocaría sobre si estas acciones armadas serían aceptadas como parte del espectro de actividades necesarias. Mucho dependería de si la gente estuviera sufriendo agresiones o amenazas. Lejos de ser “terrorista”, la historia de la lucha armada en Norteamérica muestra que la guerrilla fue lo bastante cuidadosa al seleccionar sus objetivos. Existe una diferencia importante entre atentar contra objetivos militares o corporaciones, o incluso asesinar a policías en respuesta a su uso de la violencia, y colocar bombas en calles multitudinarias. La izquierda en Norteamérica nunca ha llevado a cabo actos aleatorios de terror contra la población en su conjunto. Denunciar a cualquiera que hubiese elegido actuar fuera de los restrictivos y definidos límites de la “protesta pacífica” a fin de aparentar una moralidad superior, o para teóricamente evitar a la población alienada, es otorgarle al Estado el derecho de determinar cuales son los limites permitidos de la protesta”.

La represión es más efectiva cuando es capaz de evitar que las ideas radicales sean transmitidas a una nueva generación de activistas. Si las ideas pueden ser transmitidas, entonces la nueva ola de activistas desarrollará sus políticas desde la base que ya había sido creada. Afortunadamente, un entorno relativamente pequeño pero muy activo de jóvenes activistas adoptó muchas de las políticas alrededor de Direct Action y las desarrollaron a través de proyectos como Reality Now, Anarchist Black Cross y Ecomedia. Su trabajo en movimientos como el pacifista, el punk o el de apoyo a los indígenas ayudó a asegurar que aquellas políticas no murieran cuando los Cinco entraron en prisión.

Jim Campbell

Este texto, transcrito de una charla de Jim Campbell en Toronto, fue editado como folleto en lengua inglesa en varias ocasiones desde el año 2000.

Nueva Linda: Caravana de la libertad en plena zafra

viernes, diciembre 23rd, 2011

Fuente : http://ajchooj.blogspot.com/2011/12/nueva-linda-caravana-de-la-libertad-en.html

Más Información : http://cpr-urbana.blogspot.com/2011/12/asociacion-pro-justicia-nueva-linda.html

http://cpr-urbana.blogspot.com/2011/12/nueva-linda-la-lucha-por-la-justicia.html

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Por Juan Pablo Ozaeta

Durante ocho años, las familias campesinas que integran la asociación Pro-Justicia Nueva Linda, estuvieron instalados a la orilla de la carretera en el kilómetro 207, ruta a Champerico, Retalhuleu. Esperando justicia por los hombres y mujeres de sus comunidades que perdieron la vida luchando por mejores condiciones de vida. Y con esperanza de que esa lucha dé frutos.

El pasado 19 de diciembre, este grupo destruyó las champas en las que por mucho tiempo habitaron y emprendieron camino hacia donde les serían entregadas en propiedad cuatro fincas, donde podrán empezar una nueva vida.

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En este día tan trascendental, afloraban sentimientos de nostalgia, de alegría y esperanza. Una señora acariciando a su hija recordaba lo difícil que fueron sus primeros días, durmiendo en el suelo a la orilla de la carretera. Sus familiares preocupados por ella y su niña le consiguieron una cama sencilla “por el peligro de las culebras”, decía. “Y así poco a poco fuimos consiguiendo nuestras cositas”.

Diciembre es tiempo de zafra en Retalhuleu. Pero para las 98 familias que se mudarían a las nuevas fincas, esa actividad económica tan determinante en la costa sur ya no formaría parte de sus vidas.

Uno de los campesinos que resistieron a la orilla de la carretera, contaba que los camiones con doble remolque, o “trailers” de “el azúcar de Guatemala” les hicieron pasar varios sustos, por el riesgo en que se encontraban, viviendo tan cerca del paso de estos enormes vehículos. Incluso, en una ocasión atropellaron a uno de sus compañeros, dejándolo con varias fracturas graves.

Como si no les bastara el hostigamiento que sufrieron de parte de la seguridad privada de la finca Nueva Linda, los trailers también les pasaban al lado, amenazantes. En una sola noche durmiendo a la orilla de esa carretera, pudimos comprobarlo. El suelo tiembla al paso de los trailers, los cuales no dejan de circular en ningún momento.

Y cuando no escuchábamos los trailers, escuchábamos el crujir de la caña, quemándose una noche antes, para que a la mañana siguiente lleguen los trabajadores a cortarla.

De esta manera (habrá otras más) puede notarse la importancia que tiene para la vida de estas familias convertirse en propietarias de una tierra, a la que pueden entregar su fuerza de trabajo en beneficio de su familia y de su país. No de unas minorías.

La lucha de ocho años de estas familias, les ha liberado de la dependencia de los dueños del azúcar de Guatemala, que mucho les quitan y poco les dan.

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Estas familias son un importante símbolo de la resistencia en tierra de los azucareros, de los ganaderos y de otros negocios, digamos que menos lícitos.

La manta «de la memoria a la resistencia», que les acompañó extendida en uno de los buses que les trasladó a su nueva tierra, inspiró a uno de los comunitarios, quien se posó bajo la manta y expresó: -aquí no ha terminado nuestra lucha, aquí apenas comienza.

Mientras las camionetas se llenaban de las pertenencias de las familias, y de las esperanzas de un mejor porvenir, pasaban unos camiones, transportando personas de diversas edades, hacia su trabajo. El trabajo en las fincas de azúcar es pesado, y muchas veces se ve a niños haciéndolo. En el camino hacia las nuevas fincas se observó niños trabajando en la limpieza de carreteras, recogiendo la caña tirada, con machete en mano.

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La caravana “de la libertad” salio hacia el municipio Oratorio, departamento de Santa Rosa, luego de la quema de dos bombas de feria.

El viaje duró ocho horas, y al llegar a las fincas les esperaban dos vacas que serían sacrificadas para la celebración, una casa de construcción sencilla que formaba ya parte de la finca, servicio de alumbrado y agua, ya en funcionamiento. Pero en su mayoría todo es terreno baldío.

Un dirigente le pregunta a una de las mujeres de la asociación cómo se siente, y ella responde: – Desesperada. Y por qué, no te gusta aquí?. – Si me gusta, pero aquí todavía no hay nada.

Otra señora, mientras se ubicaba y trataba de hacer su trabajo cotidiano en un espacio que apenas conocía, expresaba nostálgica: – Adiós a Nueva Linda.

Para estas familias significa un gran reto empezar de nuevo, adaptarse a esta nueva comunidad que empezarán a construir. Pero no cabe duda de que esos ocho años de lucha les han dado la fuerza para emprender estos retos.

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La dirigencia de la asociación se ha planteado seguir en la lucha por la justicia de Héctor Reyes, trabajador de Nueva Linda desaparecido en 2003, de Eufemia López Morán, asesinada en 2004, y de los seis hombres y mujeres que murieron ese mismo año en un violento desalojo de esa finca.

La tierra, en un país como Guatemala de pocas oportunidades, significa para las comunidades rurales tener un poco más de libertad. Al finalizar el actual período de Gobierno se registran unos 1,400 casos de conflictividad agraria. Al mes de julio de 2011, únicamente 122 casos habían tenido algún arreglo, según datos de la Secretaría de Asuntos Agrarios.

Es por esto que para las familias de la Asociación Pro-Justicia Nueva Linda, ocho años de lucha les ha significado un pedazo de tierra. Un pedazo de libertad.

Genocidio y élite fascista

jueves, diciembre 22nd, 2011

Fuente : http://www.albedrio.org/htm/articulos/m/mrmorales-521.html

Por Mario Roberto Morales

consucultura@intelnet.net.gt

Sobre el selecto grupo de empresarios y finqueros que financió y sigue financiando escuadrones de la muerte.

Varias veces he afirmado que el Ejército no quiso exterminar a la población indígena en su totalidad porque eso hubiese sido suicida para él, ya que se habría quedado sin tropas; también lo hubiese sido para sus jefes oligarcas, quienes se habrían quedado sin mano de obra barata qué explotar, sobre todo en los grandes latifundios resultantes del gran robo de tierras perpetrado por los “liberales” a partir de 1871.

Pero que no haya habido intento de exterminio no quiere decir que no haya habido genocidio. En 1948, ante la matanza hitleriana de los judíos de Europa, Naciones Unidas definió el genocidio como “cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal:

(a) Matanza de los integrantes del grupo; (b) Lesión grave a la integridad física o mental de los integrantes del grupo; (c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; (d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; (e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo”.

En otras palabras, la intención o no de exterminio total no es relevante para que una matanza alcance la categoría de genocidio. Basta la intención de destruir parcialmente a un grupo social para que lo sea. Y esto fue lo que hizo el Ejército de Guatemala con su táctica de “tierra arrasada” para “quitarle el agua al pez” cuando, en los años 80, asesinó a más de 150 mil civiles indígenas desarmados e indefensos.

En este contexto hubo grupos de empresarios y hacendados oligarcas que financiaron escuadrones de la muerte para que perpetraran secuestros, torturas, desapariciones forzadas y asesinatos de manera selectiva, en campos y ciudades. Y además, algunos tuvieron en sus propias residencias cárceles clandestinas en las que se torturaba a estudiantes y trabajadores tildados como sospechosos de colaborar con las guerrillas o de ser guerrilleros. Estos grupos de fascistas de ultraderecha se atrincheran tras iglesias fundamentalistas, tanto protestantes como católicas; de fundaciones caritativas y de apoyo al arte y la literatura; de toda suerte de agrupaciones patrioteras de defensa a los militares contrainsurgentes; de clubes internacionales, cámaras empresariales y demás, mientras continúan financiando mafias que secuestran, matan, contrabandean y perpetran la trata de mujeres. Además se oponen a la despenalización de las drogas, pues la prohibición de éstas les resulta mucho más rentable en el negocio de la narcoactividad.

Ellos son también los responsables de nuestro atraso y subdesarrollo, pues siendo aquellos sus principales negocios, no les interesa un capitalismo en el que haya más empresarios y asalariados. Por eso lo frustran con sus monopolios productivos y su control monopólico de la banca local ―especializada en el lavado de dinero―, impidiendo que el capital fluya hacia la pequeña y mediana empresa con intereses razonables, con lo cual anulan la libre competencia e incurren en delito.

¿Valdría la pena hacer una lista de ellos y presentar una denuncia para que declaren lo que sepan (o no) sobre el genocidio de indígenas, los escuadrones de la muerte, los grupos paralelos, el mercantilismo monopólico, las limpiezas sociales, el contrabando y los cárteles de la droga?

Neopentecostalismo

jueves, diciembre 22nd, 2011

Fuente : http://www.albedrio.org/htm/articulos/f/fmartinez-002.html

Por Franco Martínez Mont

Desde una óptica althusseriana, es imprescindible reconocer que uno de los aparatos ideológicos del Estado más influyentes en la configuración de la sociedad guatemalteca es la religión, hoy examinaremos específicamente uno de los movimientos dogmáticos más decisivos en la historia contemporánea: el neopentecostalismo. El neopentecostalismo es una doctrina emanada del seno de iglesias evangélicas, luteranas, presbiterianas, episcopales, bautistas, metodistas y de la Iglesia Católica, caracterizada por introducir la experiencia del bautismo en el espíritu y la espiritualidad pentecostal a sus respectivas iglesias, sin abandonarlas ni abrazar al pentecostalismo clásico. Las iglesias neopentecostales surgen a finales de la década de 1950 como una herramienta controladora del gobierno de Estados Unidos —polos contrainsurgentes en Latinoamérica— con la benevolencia de las oligarquías y facciones fascistoides de turno que modificaron el mapa religioso, alterando el statu quo de la Iglesia Católica y “cristianizando” los segmentos subalternos e incidiendo en la política.

Uno de los rasgos agresivos del neopentecostalismo es el fundamentalismo, sobre todo aquel afincado en la Teología de la Prosperidad, conjunto de discursos y prácticas que realizan ciertos grupos que arguyen que la prosperidad económica y el éxito en los negocios son una “evidencia externa” del favor de Dios. Algunos teleevangelizadores de este mercadeo religioso son Pat Robertson, Romildo Soares, Benny Hinn, Edir Macedo, Alejandro Martínez, Cash Luna, entre otros.

En nuestro país, el neopentecostalismo se inició con la Iglesia del Verbo en 1976, la Fraternidad Cristiana en 1978, El Shaddai en 1983 y Lluvias de Gracia en 1984. Entre 1976 —terremoto— y 1986 —transición democrática—, el neopentecostalismo tuvo un auge impresionante, llegando incluso a tener una influencia mágico-religiosa notable las iglesias del Verbo, Elim y El Shaddai durante los gobiernos de Efraín Ríos Montt (1982-83) y Jorge Serrano Elías (1991-93).

El caso del gobierno de facto del general Ríos Montt es paradigmático, por la intromisión en la toma de decisiones de la iglesia El Verbo, filial latinoamericana de la Gospel Outreach. Según el antropólogo estadounidense David Stoll, esta contaba con un séquito de asesores internacionales como el pastor argentino Luis Palau, quienes eran partidarios de la remilitarización de la ciudadanía vía las Patrullas de Autodefensa Civil, aldeas modelo y que bajo la mística de la confesión positiva y la guerra espiritual ejecutaron políticas de etnocidio, tierra arrasada y represión política a opositores.

Finalmente, las políticas del crecimiento neopentesctoal contrarrestaron los bastiones de la teología de la liberación, convirtiendo a América Central, en uno de los campos de batalla estratégicos en la lucha simbólica de la empresarialidad conservadora e intervencionismo yanqui, factor estabilizante que evitaría que las ricas reservas de petróleo y titanio de Guatemala cayeran en manos “comunistoides” y potenciaría el proyecto político de los militares.

Unos a la Calle

jueves, diciembre 22nd, 2011

En muchas partes de la ciudad vemos a mujeres y hombres guatemaltecos, que forman parte del ejército, quienes de nuevo andan patrullando: en las calles, en los buses urbanos, en puestos de control, en las carreteras, será algún plan navideño de seguridad nacional o la transición del poder ejecutivo ya se hizo sentir.

En las calles se habla de seguridad, pues muchos siguen creyendo que la militarización es la única forma de acabar con la delincuencia, que afecta a los y las que estamos ubicados en la parte baja de este sistema.

Gracias a este sistema y aliados, la delincuencia y la pobreza siguen avanzando, acabando con nosotras y nosotros, decenas de cadáveres salen de la morgue cada mes, quiénes pasan a ser una cifra estadística, un dato irrelevante, que  al día siguiente ocupará la portada de uno o dos periódicos de mayor circulación.

Por otra parte, al otro extremo de éste jodido sistema, el panorama es alentador, ya están hablando desde sus agencias, que aumentarán la producción para el siguiente año, opinan que será buena administración por parte del nuevo gobierno, encabezado por alguien que no merece ser mencionado en ninguna parte, por todo el daño que le ha hecho al país y que le hará.

Lo cierto es que militares y poder ejecutivo no ha sido buena combinación para nosotros y nosotras que residimos abajo, únicamente ha favorecido a la cúpula cuyo lema es generando futuro.

No a la Militarización de la Policía, No al Policiamiento del Ejército.

 Pejota